La cantidad de vendedores informales que se encuentran de lado a lado minando todas las aceras de las calles Monagas y Chimborazo del casco central de Maturín, impide el paso a los peatones, obligándolos a usar la calle para caminar y poder esquivarlos.
De manera irremediable, los buhoneros siempre han estado presentes por no tener un lugar establecido donde laborar.
La municipalidad en varias gestiones los ha retirado y cuando les otorgan el permiso por la temporada decembrina, se quedan como ocurrió este último año, ocupando cuanto espacio quede libre en las aceras.
Isabel Torres, transeúnte, señaló que ir al centro a hacer cualquier diligencia se convierte en una odisea al tratar de caminar esquivando tantos puestos de vendedores.
«No dejaron ningún espacio, ahora ponen hasta maniquíes, se colocan tan pegados unos de otros que cierran el paso para pasar hacia la calle y si por accidente le tumbas algo, te caen a insultos», destacó.
Casco central de Maturín con vendedores informales
Fernando Rojas, transportista, explicó que cuando transita por la zona del centro debe medir el espacio que los buhoneros dejaron disponible para el paso de los carros, porque no se limitan a ocupar las aceras sino también las orillas de las carreteras.
«Ir al casco central es una odisea, hay que esquivar a los buhoneros con sus maniquíes y hasta a las personas, porque al no tener espacio para caminar en las aceras usan la calle, todos los años esta situación se les escapa de las manos a los entes gubernamentales por cuanto, los retiran y ellos vuelven a ponerse», afirmó.
Rojas sugiere que sea construido un mercado de buhoneros parecido al del cementerio en Caracas, además recordó el centro comercial en la esquina de la plaza Bolívar donde iban a reubicar a los vendedores informales preguntándose ¿Qué pasó con esa obra?.
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