Cuando te encuentras mal seguramente no sueles pensar que «la culpa» pueda estar en que tu cuerpo está sobrecargado y, como resultado, se acaban acumulando en él más toxinas de la cuenta.
Los primeros órganos en «quejarse» de este exceso de trabajo son el hígado y los riñones, ya que son precisamente ellos los principales encargados de las funciones de limpieza. Y, si no están a pleno rendimiento, todo tu cuerpo puede resentirse, como una gran fila de fichas de dominó, provocando desde retención de líquidos o cansancio hasta trastornos más graves, ya que de su salud depende también la de otros órganos.
- El hígado neutraliza o transforma muchas de las sustancias tóxicas en inofensivas y las vierte a la sangre para que sean expulsadas.
- Y los riñones, por su parte, filtran la sangre con el objetivo de retener las sustancias aprovechables y eliminar las perjudiciales a través de la orina.
Te explicamos cuáles son los avisos que te pueden mandar estos órganos para que les ayudes a funcionar bien corrigiendo algunos hábitos y siguiendo una dieta sana y depurativa.
Las señales que te envía el hígado
Cuando el hígado está sobrecargado y no puede desempeñar bien su trabajo, puede ocasionar los siguientes trastornos:
- Fatiga. El hígado es fundamental en la obtención de energía del organismo, ya que interviene en el metabolismo de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas. Si se sobrecarga por el exceso de toxinas, los niveles de energía descienden y te sientes cansada. También puedes tener frecuentes dolores de cabeza.
- Problemas de digestión. Como sensación de pesadez y de tener el «estómago sucio», gases, digestiones lentas y molestias intestinales. Incluso puede que sufras náuseas, sobre todo después de una comida grasa.
- Estreñimiento. Puedes tener problemas de regularidad que antes no tenías o bien se han acentuado. Además de ir estreñida, puedes notarte mal aliento y tener la lengua “sucia” (blanca o amarillenta).
- Cambios de humor. Cuando el hígado se sobrecarga, el estado anímico puede empeorar. Irritabilidad, nerviosismo, decaimiento… pueden ser algunas señales.
Avisos de los riñones
Los síntomas de que los riñones no pueden eliminar bien las toxinas a través de la orina son muy característicos:
- Orina. Has observado que se ha vuelto más densa, tiene un color más oscuro y un olor más intenso.
- Retención de líquidos. Tienes el vientre inflado o abultado, los párpados, labios y manos hinchados o sientes las piernas pesadas.
El color y el olor de la orina varían cuando los riñones no pueden eliminar bien las toxinas
- Tensión arterial alta. La hipertensión puede provocar dolores de cabeza pero, en muchas ocasiones, no da síntomas y no somos conscientes de ello hasta que el médico la detecta en una revisión rutinaria. Por eso, es importante que la vayas controlando periódicamente, ya que, además de ser un posible aviso de que tus riñones no funcionan bien, es un factor que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Cambios en la piel
¿Sabías que a la piel se la conoce como “el tercer rinón”? Y es que también participa activamente en los procesos depurativos del cuerpo. A través de secreciones como el sudor, expulsa al exterior parte de las sustancias de desecho que circulan por la sangre. Si la cantidad de toxinas aumenta, puedes notarlo en el aspecto de tu piel:
- Gris y opaca. Tu piel parece fatigada y ha perdido luminosidad.
- Erupciones. Te han salido granitos, irritaciones, eccemas, puntos negros…
- Más seca. Si no bebes los suficientes líquidos, el cutis se deshidrata, se reseca y pierde flexibilidad. Y una piel seca es más propensa a tener arrugas y envejecer antes.
- Flácida. Si abusas de los alimentos ricos en azúcares y harinas refinadas, además de favorecer la acumulación de toxinas en tu organismo, la glucosa en sangre se dispara. Y cuando esto ocurre, parte del exceso de glucosa deteriora proteínas como el colágeno, lo que acaba provocando flacidez en la piel.
¿Cómo puedes ayudar a tu cuerpo a depurarse?
Cuidar estos órganos y facilitar su trabajo es fácil con una dieta depurativa, sana y ligera, baja en grasas y rica en vegetales.
- Verduras y frutas aliadas. Espárragos, brócoli, berros, col, coles de Bruselas, ajo y cebollas contienen glutatión, un potente antioxidante que protege las células hepáticas de las agresiones causadas por los radicales libres, el alcohol o por el consumo de fármacos a largo plazo. La papaya y el aguacate, así como especias como el comino y la canela, también ayudan al cuerpo a producirlo. Y apio, alcachofa y puerro son muy depurativos.
- Evita las grasas saturadas y trans. Porque sobrecargan hígado y riñones, igual que los azúcares, las harinas refinadas y los aditivos. El exceso de estos alimentos, además de favorecer la obesidad, acelera el envejecimiento del hígado, según un estudio de la Universidad de California Los Ángeles (EE. UU.).
Algunas verduras tienen una sustancia llamada glutatión que protege de los radicales libres
- Las proteínas que te convienen. No tomes carnes rojas o embutidos, ya que son fuente de grasas saturadas. Elige preferiblemente pescado, carnes blancas y huevos (máximo 3 veces a la semana). En cuanto a los lácteos, mejor yogur natural no azucarado.
- Formas de cocción sencillas. Evita los alimentos fritos y decántate por cocinar al vapor, hervido, plancha… Y utiliza muy poca sal, añade mejor hierbas aromáticas (albahaca, orégano, perejil…) y especias. O también limón, que estimula la digestión y tiene propiedades desintoxicantes y depurativas.
- Hidrátate. Los riñones reciben la sangre, filtran las sustancias disueltas en ella y las eliminan en forma de orina. Para que realicen bien esta función, debes beber suficiente agua (1,5-2 litros al día), zumos y licuados caseros elaborados con frutas y hortalizas frescas, así como sopas y cremas de verduras preparadas con caldo vegetal. Una buena hidratación previene, además, el estreñimiento.
- Prescinde del alcohol. Y también de las bebidas azucaradas.
Con información de SaberVivirTV.com
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