Los prebióticos han ganado protagonismo debido a su impacto positivo en nuestra flora intestinal. Una alimentación equilibrada y saludable es fundamental para mantener un buen estado de salud. En los últimos años, se ha prestado especial atención a la salud intestinal y al papel que desempeña la microbiota en nuestro bienestar general.
Los prebióticos son compuestos no digeribles que actúan como alimento para las bacterias beneficiosas que residen en nuestro tracto digestivo. Su consumo regular puede tener efectos significativos en la salud metabólica y en la prevención de enfermedades.
Un estudio reciente publicado en la revista científica «Gut Microbes» revela que los compuestos prebióticos generan sustancias de desecho beneficiosas a través de su fermentación en el intestino, como los ácidos grasos de cadena corta, destacando el butirato. Estas sustancias ejercen un efecto positivo en la salud intestinal y en el organismo en general.
Además, se ha observado una posible relación entre la modulación de la microbiota mediante el consumo de prebióticos y la mejora en el manejo de problemas metabólicos y la obesidad, aunque se requiere más evidencia científica para confirmar estos hallazgos.
Los prebióticos también han mostrado su eficacia en el tratamiento de patologías intestinales agudas, como las diarreas.
Por otro lado, su consumo es comúnmente recomendado por médicos durante los tratamientos con antibióticos para proteger la flora intestinal frente a los efectos adversos de estos medicamentos.
Un estudio publicado en la revista «Gastroenterology Clinics of North America» indica que los prebióticos pueden reducir la sintomatología de enfermedades gastrointestinales, desde episodios agudos como la gastroenteritis, hasta padecimientos crónicos como el colon irritable.
Para obtener prebióticos en nuestra dieta, existen diversos alimentos que son fuentes ricas de estos compuestos. Entre ellos, destacan las manzanas, que contienen pectina, una fibra soluble que ha demostrado tener un impacto positivo en la flora intestinal.
Estudios científicos han evidenciado que el consumo de manzanas puede reducir la resistencia a la insulina, lo que abre la posibilidad de una prevención más efectiva de la diabetes tipo 2.
La avena es otro alimento que posee un alto contenido de prebióticos, especialmente en forma de beta glucanos, fibras que promueven la biodiversidad de la microbiota intestinal. La avena puede ser consumida de diversas formas, como las gachas, que se pueden complementar con frutas y frutos secos para obtener una preparación nutricionalmente completa.
Es importante destacar que los prebióticos no deben confundirse con los probióticos, que son bacterias vivas que colonizan el intestino. Los probióticos también son importantes para mantener un equilibrio en la flora intestinal, especialmente en casos de disbiosis o desequilibrio bacteriano. Sin embargo, los prebióticos actúan como sustrato energético para estas bacterias beneficiosas, promoviendo su crecimiento y actividad.
En conclusión, la incorporación de alimentos ricos en prebióticos en nuestra dieta puede ser una estrategia efectiva para mantener una salud intestinal óptima. Los prebióticos proporcionan el alimento necesario para las bacterias beneficiosas en nuestro intestino, lo que contribuye a fortalecer la microbiota y mejorar su funcionamiento.
Los alimentos prebióticos vs los probióticos
Los alimentos prebióticos y probióticos son beneficiosos para nuestra salud, por lo que deben estar presentes en nuestra dieta. A continuación te contamos más acerca de estos alimentos y de sus propiedades.
Alimentos probióticos
Los alimentos probióticos son aquellos que contienen microorganismos vivos, como bacterias y levaduras, y que forman parte de nuestra flora intestinal. Estos microorganismos son beneficiosos para nuestra salud, especialmente los del género Lactobacillus. el yogur y la levadura de cerveza son algunos ejemplos de alimentos probióticos.
Algunos de los beneficios de los alimentos probióticos son:
- Refuerzan el sistema inmune.
- Promueven la síntesis de vitaminas del grupo B y el ácido fólico.
- Disminuyen la inflamación gástrica.
- Reducen trastornos como la intolerancia a la lactosa y las alergias alimentarias.
- Ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares, pues participan en la eliminación del colesterol.
Alimentos prebióticos
Los alimentos prebióticos son aquellos con un alto contenido en fibra, lo que resulta fundamental para sustentar a nuestra flora intestinal. Sus beneficios son:
- Refuerzan el sistema inmune e impiden el ataque de microorganismos patógenos.
- Regulan el tránsito intestinal y estimulan las enzimas del colon.
- Favorecen la absorción intestinal de elementos indispensables, como el calcio y el magnesio.
- Ayudan a regular los niveles de colesterol y glucosa.
- Impiden algunas fases de la carcinogénesis (responsable de la aparición y el desarrollo de un cáncer)
- Favorecen la eliminación de tóxicos.
La fibra en los alimentos prebióticos
No todos los alimentos ricos en fibra tienen un efecto prebiótico. Solo aquellos con fibras solubles (frutas y verduras) son asimilables por nuestra biota intestinal. Estos alimentos se clasifican según el tipo de fibras que contengan:
- Mucílago: presente en las semillas de algarroba, el lino o linaza, la chía y la mostaza. También en higos, judías verdes y algas como el agar-agar.
- Pectinas: presente en manzanas, membrillo, cítricos, peras, ciruelas, zanahoria, berenjena, calabaza y boniatos.
- Inulina: en raíces de plantas de achicoria y diente de león, y también en ajos, plátanos, alcachofas, cebollas y cardos.
- Beta-glucanos: presentes en el salvado de avena.
Los alimentos prebióticos y probióticos contribuyen ampliamente al bienestar de toda la familia, además de que ayudan a evitar enfermedades como la diabetes, el cáncer o la obesidad. Incorporarlos en nuestra dieta, aumentar el consumo de frutas y verduras y practicar ejercicio con regularidad es la clave para gozar de una vida saludable.
Sin embargo, los alimentos prebióticos y probióticos no funcionan igual para todas las personas, pues pueden producir gases o molestias gastrointestinales si se consumen en exceso. Asimismo, están contraindicados para pacientes inmunodeprimidos.
Con información de NV y Mundo deportivo.
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