La doctora Ariagnes Corona, psiquiatra, calificó de «delicado» el tema de suicidio siendo un paradigma emocional, y que siempre ha existido sólo que se han incrementado los casos llegando a un 60 %.
Corona fue la invitada a La Verdad Radio TV, que se transmite a través de Sonora 99.3 FM y Monagas Visión, con Estrella Velandia, donde indicó que se manejan factores diferentes en lo que puede ser un intento suicida a un suicidio consumado, porque el suicidio que viene del latín suicidium es acabar con la vida, tomar la decisión de terminarla.
Explicó que no sólo depende de la situación mental, si el paciente tiene un trastorno o no y es saber qué está pasando en la parte de fisiopatología del suicidio, porque sigue siendo una situación médica.
La doctora aclaró que la salud mental, forma parte de la salud en general, destacando que a través de las autopsias que se le han realizado a los suicidas, se evidencia que presentaban niveles bajos de serotonina, y de ciertos neurotransmisores que permiten tener placer y felicidad, los cuales producen alteraciones en el hipocampo que es la área cerebral.
Agregó que considerando que el cerebro es un órgano que también se cuida y se trabaja y que la corteza prefrontal, es el área frontal del cerebro que maneja la toma de decisiones, al estar alterada esta tríada y con un sistema límbico también afectando las emociones, surge la pregunta de cómo se evalúa esa conducta suicida.
La especialista recordó que en los últimos días se han visto casos de suicidios en personas con edades de 8, 11 y 53 años, por lo que acotó que hay pacientes que tienen a su alrededor factores protectores como lo son la familia, un entorno laboral agradable, la pareja, los hijos, y pueden sobrellevar ese pensamiento negativo, pero hay otros donde igual tienen esa red de apoyo, pero se suicidan.
En ese sentido, resaltó que desde el punto de vista de la salud mental a veces la decisión de acabar con la vida se da por alteraciones del pensamiento, la emoción de desvalorización, de minusvalía, de frustración, inseguridad, de tristeza constante o pensamientos negativos, que llevan a una depresión.
«No es lo mismo la tristeza que la depresión, la tristeza te encasilla 15 días, no te permite levantarte, el ser no ve la luz al final del túnel, hay una disminución de voluntad, nada le da placer ni gusto, allí se da un trastorno depresivo y allí se puede desarrollar alteraciones del contenido del pensamiento que pueden ser pensamientos negativos tipo suicidas, y surge la frase «me quiero morir», dijo.
«No es lo mismo decir «Me quiero morir a me voy a morir», en ese sentido, la doctora detalló que hoy se ha observado que en las primeras edades de infancia, que no se acerca ni siquiera a la adolescencia que es una etapa difícil, se escucha la palabra «Me quiero morir, o me voy a matar», es por eso que los casos de atención de suicidio son personalizados,», afirmo.
«Que exista un solo caso ya es un tema de preocupación», dijo.
Enfatizó que cuando ocurren estos hechos se debe entonces pensar dónde está la base de la sociedad que es la familia, más aún cuando en la mayoría de los casos principalmente en Latinoamérica son padres ausentes presentes que por cuestión de trabajo y un horario apretado, se refleja una ausencia de contacto familiar.
La psiquiatra manifestó que el suicidio no tiene un estatus socioeconómico y la depresión no es geográfica, pues una persona se puede deprimir en cualquier lado, país o ambiente, es una situación neurobioquímica que se da desde la alteración de los pensamientos y emoción que lleva a tener esa ideación que lleva a la persona a hacer cosas que no quiere, dentro de esos procesos depresivos están los estados psicóticos que producen alucinaciones que le dicen «lánzate», «hazlo».
Los hombre tienden a ser más radicales cuando deciden ser parte de la cifras de suicidios
Según las estadísticas que ha manejado la doctora, señala que antes, los intentos suicidas eran más en mujeres, y los suicidios consumados siendo más radicales, se ven en los hombres, porque suele pasar que en los países machistas cuando un caballero se deprime, la sociedad asume que no pueden llorar, no pueden pedir ayuda, cuando estos son más grotescos al quitarse la vida con armas de fuego e incluso se lanzan de edificios.
Agregó la especialista que este es un tema delicado en la infancia y en la adolescencia, desde el punto de vista psicoanalítico de 0 a 4 años, los niños son dependientes de papá y mamá, de 4 a 7 años están entre la dependencia y la autonomía, de 7 a 11 viene la etapa de hacer las cosas de manera individual, y de 11 a 13 años es la parte de la adolescencia donde atraviesan un proceso en el que la estructura cerebral cambia y las neuronas son sustituidas por nuevas.
«La enfermedad mental nos afecta, porque somos seres Biosociales y en cualquier entorno o ambiente donde se den situaciones conflictivas y sociales aumenta la capacidad de angustia de no saber qué hacer, y poco a poco se aprende a vivir dentro del caos, además de que todo depende de la crianza, el ambiente no se puede controlar», dijo.
Explicó que los patrones de crianza se alborotan, al dejar la crianza de los niños a los con los abuelos, como ha ocurrido en la pandemia con la migración en vista que se pierde ese patrón de autoridad, porque los abuelos están es para consentir y no para volver a criar.
«No es un proceso fácil para el que se va ni para el que se queda, cada uno vive su duelo y cada miembro de la familia lo vive a su manera de afrontarlo diferente según su crianza. Los duelos de procesos de migración o de pérdidas ante los casos de Covid, son diferentes. Pueden pasar directo a la aceptación o a la culpa, cada proceso es diferente e individual», puntualizó.
Corona ve con mucha importancia que se rompa con el estigma que los psicólogos son sólo para las personas con enfermedad mental. «Los suicidios han aumentando y cuando una persona llega a un especialista es porque algo está fallando, no es como cuando vas a otro especialista a un chequeo, allí ellos buscan la empatía con el psicólogo porque allí no se le va a juzgar, porque el 30 % lo ofrece el especialista y 70 % es trabajo de ellos, es cuestión de voluntad y de dejarse ayudar», acotó.
«Uno ve la red de apoyo con la que cuenta este paciente para poder ayudarlo en este proceso. Ahora, si el paciente se niega, no se puede tratar de salvar a alguien que no quiere hacerlo. Sólo se le dan las herramientas para salir de allí. No todos los pacientes son iguales, lo que le funciona a uno, no es pertinente para otro, es algo personal y sobre todo, confidencial», añadió.
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