Hasta el cansancio hemos oído hablar de salario mínimo. En primer lugar, la situación actual lo único que demuestra es la inutilidad de la fijación de esos términos de relación. El sueldo es la demostración de la productividad del trabajador y nadie es igual a otro, siempre hay, nos guste o no quienes hacen su trabajo mejor y esos merecen un mejor sueldo, entonces la injusticia que representa el salario mínimo está ahí, no debería existir y si existe debería ser solo una referencia y más nada.
Luego en el tema de las pensiones. En Venezuela da vergüenza decirlo, las personas que trabajaron toda su vida y lograron ahorrar algo, si confiaron en el bolívar vieron como el gobierno con su inflación pulverizó ese ahorro. Lo otro es, que la mayoría no ahorró, porque confiaba en ese sistema que fue destruido, entre otras por la inversión del fondo en bonos públicos que, por supuesto estaban en bolívares y tanto el banco central como sus gobiernos fueron destruyendo de manera lenta primero y luego más acelerada hasta acabar con cualquier vestigio de signo monetario.
Por supuesto, $38 mensuales no alcanzan ni siguiera para pagar los pasajes que el trabajador debería cancelar para ir y venir de su casa al trabajo y del trabajo a su casa. Menos para que se alimente, le alcanza para los desayunos, pero no para el pasaje o para el almuerzo, menos para cambiar los zapatos que de seguro se gastarán en sus idas y venidas del trabajo a la casa. Por eso no hay manera, el salario debería anotarse como infinitesimal, vean por favor el gráfico, para que descubran cómo se ha comportado el salario mínimo desde hace 58 años. Nunca superó los $209 de los 80. Antes de la devaluación de 1983, que conmemoramos hace menos de un mes. Hoy el salario es equivalente a $27.7 y el bono de alimentación queda en $10.4, por lo que el ingreso total mensual de un trabajador es $38.1.
Salario Mínimo 1974-2022
(USD Mensual)
El otro tema es si esto causa o no causa inflación. También hemos repetido hasta la saciedad que los costos no determinan los precios y por supuesto, el salario es un costo, por lo que no determina para nada los precios, los precios se mueven por las preferencias de quien compra (demandante) y por la posibilidad de colocar un determinado bien en el mercado (oferta). Si por ejemplo, a un empresario le obligan a pagar por la vía de decreto $400 mensuales, muy probablemente deja de producir, y el producto hay que importarlo o sencillamente la ausencia de oferta lleva el precio a niveles, cuyo límite es el precio al cual saldría traerlo importado y venderlo. Por tanto, los costos no son los que determinan los precios, si usted sigue pensando así, revise, piense de nuevo y de repente entiende lo que estamos explicando. Los economistas después de 1870 deberían entenderlo, si usted es economista y no lo entiende, se quedó con Marx y David Ricardo y eso no está bien, actualícese. En la pandemia y con la inflación excesiva de 2019-2021 vimos a muchos negocios cerrar, sin que se haya subido el salario, e incluso sin que esta gente pudiera impedir que los costos se los tragaran y terminaran sin producir más, contribuyendo a la pobreza generalizada que vive el país.
Lamentablemente, uno a veces escucha que la inflación la causan las cosas más inverosímiles, por ejemplo, los niveles de salario, la ambición de los empresarios o la devaluación de la moneda. El haber vivido esa “excesiva inflación,” apunta al verdadero y único culpable de esos procesos. Hay que recalcar con bastante insistencia que es el gobierno por intermedio de su banco central quien ocasiona la inflación, los países desarrollados lo están experimentando desde finales del 2021, no hay impunidad y la emisión monetaria es a final de cuentas la única inflación (siempre se llamó inflación monetaria), que al final se desboca en los precios, en mayor o menor medida. Si se fijan en el gráfico en los años de la llamada hiperinflación el salario mínimo lo único que hizo fue bajar, entonces, no causa inflación, puede causar que una empresa deje de producir, pero no causa inflación. Los cierres de empresas muestran que la inflación no es el ambiente en el que crece la economía y por supuesto, no es el ambiente más propicio para los negocios.
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