La semana pasada, como Rector de la Universidad Tecnológica del Centro, sellé alianzas con los Institutos Universitarios de Profesiones Gerenciales, de Tecnología Venezuela, de Mercadotecnia y de Tecnología Industrial.
Los acuerdos suscritos permitirán a unos ochenta mil técnicos superiores universitarios, cumplidos todos los requisitos de ley, titularse como Ingenieros o Licenciados.
No es la primera vez que abrimos las puertas de la institución a egresados de otras. Acumulamos exitosas experiencias desde la pionera en Tucacas hasta las más recientes en Puerto Piritu, Barcelona, Anaco, Guarena-Guatire, Altos Mirandinos, Maracay y varias más ciudades de Aragua.
Nos satisface ofrecer educación de la mayor calidad a jóvenes bachilleres en nuestras sedes del estado Carabobo, pero hacerlo para casi todos adultos que trabajan y se empeñan en continuar formándose es muy grato y nos hace sentir orgullosos del deseo de muchos de ser mejores.
En cada acto realizado nos encontramos con idéntico escenario: directivos y profesores entusiastas y con grandes expectativas, egresados con inmensos deseos de reiniciar estudios, alumnos contentos porque contarán con nuevas oportunidades.
Ratificamos lo ya explicado en sesiones previas: nuestro modelo es vanguardista, pero a la par de altísimas exigencias. En un país donde es común el “diez es nota y lo demás es lujo” nadie egresa de la Universidad Tecnológica del Centro si no alcanza un índice académico superior a catorce puntos, posee suficiencia en inglés y supera el trimestre socrático. Educamos por competencias, promovemos la iniciativa y en correspondencia con nuestro lema: “cada estudiante es gerente de su propia formación”.
Los ahora aliados, como cualquier institución educativa venezolana, no la han tenido fácil en los últimos años. La permacrisis venezolana nos afecta severamente y la pandemia obligó a dar lo mejor nuestro para sobrevivir. Saltar de la presencialidad un día a distintos modos de virtualidad al siguiente fue un reto enorme que asumimos y superamos para cumplir con nuestra misión. Ni una sola institución educativa de gestión privada, de cualquier nivel, interrumpió actividades y hoy continuamos en funciones comprometidos con Venezuela.
Ha sido duro pero aquí estamos, listos para los tiempos por venir, para contribuir decididamente a que Venezuela sea diferente lo que será posible con educación y trabajo.
Educación y trabajo, también capacidad de entendernos, son las claves para el mañana que viene.
Dios quiera que las élites políticas dirigentes -oficialistas y opositores- lo entiendan: no hay camino distinto al de la educación y el trabajo, en el marco de un gran consenso nacional, para sacar a nuestro querido país adelante, que bien se puede.
Lea también:
El Estado federal descentralizado