“Ruego a Dios que mi hijo mayor (Eduardo) nunca se case y tenga hijos, para que nada se interponga entre Bertie (Jorge VI) y Lilibeth y el trono”, comentó el abuelo de Isabel II, Jorge V, poco antes de su muerte, en 1936. Y así fue. Lilibeth -como la llamaban en la intimidad de la familia real- celebra en 2022 su Jubileo de Platino, que marca los 70 años desde que asumió el trono el 6 de febrero de 1952, convirtiéndose en la monarca británica con el reinado más largo y la jefa de Estado con más años en el cargo en la historia.
Para celebrar el aniversario, sin precedentes, se llevarán a cabo una serie de eventos en todo Reino Unido. El tradicional Trooping the Colour o Desfile del Estandarte, que suele conmemorar anualmente su cumpleaños, inaugurará el largo fin de semana -del 2 al 5 de junio- con 1.400 soldados, 200 caballos y 400 músicos. El 4 de junio está previsto un gran concierto en el Palacio de Buckingham y el 5 de junio unos 200.000 almuerzos del Jubileo.
También se llevará a cabo un Concurso del Jubileo de Platino, en el que artistas, bailarines, músicos, personal militar, trabajadores clave y voluntarios se unirán para contar la historia del reinado de Isabel II en un festival de creatividad. Esto se llevará a cabo en Londres e incluirá artes callejeras, teatro, música, circo, vestuario y tecnología visual.
Las próximas celebraciones serán el primer Jubileo de Isabel II sin su esposo, el príncipe Felipe, quien murió en 2021. A ello se suma un complejo año para la reina debido a la acusación de abuso sexual contra su hijo, Andrés, quien se dice es su favorito. Por este motivo, Buckingham lo despojó de sus títulos militares y no será tratado como Su Alteza Real.
Su coronación tras la muerte de su padre, Jorge VI
Isabel II se encontraba en Kenia con su esposo Felipe, el príncipe de Edimburgo, reemplazando en una gira oficial por la Commonwealth a su padre enfermo, cuando le informan de la repentina muerte del rey Jorge VI, el 6 de febrero de 1952. La joven acortó el viaje y regresó lo antes posible a Londres. De esta forma, se convirtió en reina con solo 25 años. Transcurrido el período de luto, es coronada reina el 2 de junio de 1953 frente a 8.500 invitados. La ceremonia fue el primer gran evento internacional televisado y provocó un aumento en las ventas de televisores. Se estima que unos 27 millones de personas en Reino Unido (de una población total entonces de 36 millones) vieron la ceremonia y 11 millones más la escucharon por radio.
Isabel, conocida en esa época por su timidez ante las cámaras, se opuso a la transmisión, pero una Comisión de Coronación, presidida por el príncipe Felipe de Edimburgo, decidió continuar, aunque con la advertencia de que no habría primeros planos del rostro de la monarca. Luego, unos tres millones de personas se alinearon en la ruta mientras la reina y su séquito realizaban su lenta procesión de regreso a Buckingham.
El desastre minero en Gales: su primera crisis
El 21 de octubre de 1966, una avalancha de lodo, agua y escombros de una mina de carbón enterró una escuela primaria en el pueblo de Aberfan, en el sur de Gales, y mató a 116 niños y 28 adultos. Aunque el príncipe Felipe llegó a Aberfan un día después del desastre, la propia reina retrasó su visita por temor a que su presencia distrajera los esfuerzos de rescate y recuperación.
A ocho días del accidente, finalmente llega hasta Aberfan para inspeccionar los daños causados y consolar a los vecinos, que vieron cómo sus ojos se humedecían cuando leyó el mensaje que acompañaba el ramo de flores que le entregó una niña del pueblo a modo de bienvenida: “De parte de los niños que quedan en Aberfan”, decía la frase escrita en la banda. Casi 40 años después, Isabel II confesó que no visitar de inmediato Aberfan era el error que más lamentaba haber cometido como reina, según reveló el corresponsal en realeza Gyles Brandreth en un libro.
El primer Jubileo al son de las críticas de los Sex Pistols
El 7 de junio de 1977, Isabel II y el príncipe Felipe viajaron en el carruaje Gold State Coach desde el Palacio de Buckingham hasta la Catedral de St. Paul para celebrar su 25º aniversario en el trono. Con un atuendo rosa brillante, que incluía un sombrero adornado con 25 cascabeles de tela, la reina repitió su promesa de hace mucho tiempo de dedicar su vida al servicio y dijo que “aunque esa promesa se hizo en mis días en los que era joven e inexperta, cuando tenía un juicio sin experiencia, no me arrepiento ni me retracto de una sola palabra”.
Fue así como la monarca realizó una extensa gira por Reino Unido y la Commonwealth, visitó 36 países y recorrió 90. 000 km. Las fiestas callejeras de celebración proporcionaron un respiro del pesimismo económico en casa, marcado por el declive industrial y las huelgas. En una suerte de crítica a la situación del país la banda punk Sex Pistols sacó su segundo sencillo en mayo de ese año llamado Dios Salve a la Reina, en el que calificaron a la monarquía como un “régimen fascista”.
1992: el “annus horribilis”
En 1992, la reina Isabel II tuvo que afrontar una serie de escándalos al interior de su familia y otros problemas. Todo comenzó el 12 de marzo, cuando Mauricio se convirtió en una república dentro de la Commonwealth. Siete días después se anunció que su segundo hijo, el príncipe Andrés, se separaría de su esposa, la duquesa de York. Y el mes siguiente, el 23 de abril, su única hija, la princesa Ana, también anunció que se divorciaría del capitán Mark Phillips.
Pero el mayor escándalo venía de la mano de Carlos y Diana. El 8 de junio se publica Diana: su verdadera historia, escrito por Andrew Morton y que reveló por primera vez las desdichas del matrimonio de la princesa. Especialmente dio cuenta del romance entre el príncipe de Gales y Camilla Parker-Bowles. A esto le siguieron las revelaciones de la prensa con más escándalos. El 20 de noviembre, cuatro días antes del discurso de Guildhall, un incendio devastó el Castillo de Windsor. Todo lo anterior en medio de bajos niveles de aprobación. Fue así que, en su discurso por el 40º aniversario de su coronación, Isabel II señaló: “1992 no es un año que recordaré con placer intenso”, porque “se ha convertido en un annus horribilis”.
La muerte de la princesa Diana
El divorcio de Carlos y Diana en 1996 solo acrecentó las críticas hacia la familia real. Algo que se vio exacerbado tras la muerte de la princesa, que si bien ya no pertenecía a la realeza, gozaba del cariño popular. Tras el fatídico accidente automovilístico del 31 de agosto de 1997 en París, miles de personas dejaron flores en recuerdo de Lady Di. En un comienzo, la reina permaneció en su propiedad en Balmoral, Escocia, y se negó a permitir que la bandera ondeara a media asta sobre el Palacio de Buckingham o se dirigiera a la afligida nación. Por este motivo fue duramente criticada.
El entonces recién elegido primer ministro laborista, Tony Blair, persuadió a la reina para que adoptara un tono más empático al reaccionar ante el fallecimiento de la madre de los príncipes Guillermo y Harry. Así, revisó su postura sobre la bandera regresó a Londres para saludar a las multitudes y pronunció un discurso televisado. “Todos hemos estado tratando de sobrellevar la situación de diferentes maneras. No es fácil expresar una sensación de pérdida, ya que el impacto inicial a menudo es seguido por una mezcla de otros sentimientos: incomprensión, ira y preocupación por los que quedan”, dijo.
La visita de Estado a la República de Irlanda
Vistiendo un abrigo verde, la reina Isabel II realizó en mayo de 2011 una visita histórica de reconciliación a la República de Irlanda, la primera de un monarca británico desde la independencia en 1922. En un discurso con palabras en irlandés, expresó su “profunda compasión” por las víctimas de una turbulenta historia común.
El abuelo de Isabel II, Jorge V (1865-1936), había sido el último rey británico en visitar lo que es hoy la República de Irlanda, por entonces parte del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. La monarca había visitado con frecuencia Irlanda del Norte durante el transcurso de su reinado. Invitada por la entonces Presidenta Mary McAleese, Isabel II llegó a Irlanda para consolidar los vínculos bilaterales tras la firma del Acuerdo de Paz del Viernes Santo (1998), que puso fin a 30 años de la sangrienta disputa en la provincia británica. Si bien el viaje no fue visto con buenos ojos por el Sinn Fein, brazo político del inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA) -que luchó durante años contra la presencia británica en Irlanda del Norte-, la visita fue bien recibida según las encuestas.
Nuevos escándalos que sacuden a la monarquía
En noviembre de 2019, el príncipe Andrés de Inglaterra rompió su silencio sobre su relación con el fallecido magnate Jeffrey Epstein y las acusaciones de abuso sexual en una entrevista con la cadena BBC. Esto fue considerado una pesadilla de relaciones públicas para la Casa Real, que culminó con la renuncia a los deberes reales del hijo favorito de la reina. Justo cuando los ánimos se calmaban, el príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle, tomaron la decisión -ahora denominada “Megxit”- de retirarse de sus deberes reales en enero de 2020.
Además de todo eso, la pandemia del coronavirus enlutó a Reino Unido, incluso el príncipe Carlos dio positivo.
Como si fuera poco, en enero pasado un juez federal en Manhattan rechazó una moción para desestimar una demanda civil contra el príncipe Andrés por abuso sexual relacionada con el caso Epstein. Posteriormente, el Palacio de Buckingham anunció que obligaría a Andrés a renunciar a todos sus títulos militares y al honorífico Su Alteza Real. Él “defiende este caso como un ciudadano privado”, dijo el palacio en un escueto comunicado.
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