El canciller de la República, Yván Gil, destacó durante la 79° reunión plenaria de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que las sanciones son medidas coercitivas unilaterales.
Asimismo, advirtió que «debemos evitar caer en la trampa de estas medidas coercitivas, de aquellos que persisten en tratar de imponer una narrativa falsa para engañar y justificar el uso de tales políticas y prácticas».
Las sanciones son ilegales
En su intervención, Gil destacó que estas sanciones son ilegales, así como crueles e inhumanas para cualquier nación, además de constituir una violación de los Derechos Humanos y del Derecho internacional.
Asimismo recordó entre las acciones se encuentra el bloqueo económico y financiero que ha estado vigente contra Cuba por más de 60 años.
«Expresamos nuestra solidaridad con el gobierno de Cuba y exigimos al gobierno de EE.UU. la eliminación incondicional del bloqueo. Cuba representa un símbolo de dignidad, resistencia y triunfo frente a estas medidas, que son una violación de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional».
El titular de la cartera de Relaciones Exteriores destacó que dichas acciones vulneran el derecho soberano de los países a decidir su propio sistema económico.
Cabe acotar que más de 30 naciones del mundo son objeto de medidas coercitivas y esto afecta la vida cotidiana.
En ese mismo contexto, recalcó que la realidad de los aranceles se suma a la imposición de medidas unilaterales, una realidad que ya ha tenido un importante impacto en las relaciones internacionales.
«Es importante resaltar que los aranceles persiguen objetivos diferentes al comercio, procuran un objetivo similar a las medidas coercitivas, que no son más que tratar de dominar a los países en desarrollo ante sus intereses geocoloniales», destacaba el canciller.
Estas medidas provocan graves amenazas para la vida y bienestar de los pueblos, así como también impiden el acceso a los medicamentos, equipos, servicios médicos y suministro de vacunas.
«Son una nueva forma de colonialismo y buscan erosionar las bases del multilateralismo».
Determinó que resulta imprescindible romper las cadenas de dominación, y explicó que urge allanar el camino hacia un mundo más justo sin exclusiones, ya que en efecto las medidas afectan a todos por igual directa o indirectamente.
«Las medidas violan gravemente el pleno goce de los derechos humanos y en la adquisición de bienes, transferencia de tecnología y la cooperación internacional», concluyó.
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