Lara no escapa a la baja cobertura vacunal de la BCG, así denuncia el gremio y especialistas frente a una escasez que empezó a sentirse desde mayo y con más fuerza a final de junio. Un bajón que asocian al mínimo alcance de donaciones del Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y otras organizaciones, sin poder asegurar la cobertura nacional.
Los padres no tienen la garantía de ubicarlas en centros asistenciales regulares, como el Hospital Central Antonio María Pineda.
Escacez de BCG
Huniades Urbina, pediatra y secretario general de la Academia Nacional de Medicina, lamenta que en las regiones también sientan la escasez, cuando el Gobierno nacional mantiene una deuda de $11 millones al Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que permite vacunas a precios más asequibles. «Ni siquiera para hacer bulla, porque no abarcan la necesidad del programa regular de inmunización», exclama al confirmar de una necesidad sentida hasta en centros de Caruao, del litoral central.Una realidad que viven los padres, cuando René Rivas, presidente de Colegio de Médicos de Lara, rechaza que recién nacidos salgan sin ser inmunizados del Hospital Central y que las autoridades sanitarias conocen las deficiencias para protegerlos de la tuberculosis, confirmado con la ausencia en el centro desconcentrado del hospital Rotario y hospital La Carucieña, principales centros de vacunación.
«Hemos exigido respuestas al departamento de Epidemiología y no la tenemos», reclama Wilfredo Escobar, presidente del sindicato de obreros de la salud en Lara, cuya nieta está por cumplir dos meses y tampoco le han aplicado la vacuna. Se cansaron de averiguar en otros municipios.
Esto también lo señala Bernabé Flores, miembro del sindicato del Hospital José María Gamboa en Sanare, al confirmar que fue uno de los municipios que recibió a foráneos provenientes de Morán y Jiménez.
Un desespero con tal de lograr la protección del recién nacido.
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