Militante de la oposición democrática que soy, apuesto por la recuperación económica de Venezuela, con inclusión social, que en el 2022 comienza a ser realidad. Lo que parecía excesivo optimismo por parte de agencias y expertos extranjeros y nacionales hoy sucede y la posibilidad que el PIB se incremente este año en dos dígitos -15 % es el más reciente pronóstico del estadounidense BOFA- nos ubicaría a la cabeza de Latinoamérica como el país que mayor crecimiento experimentaría.
Es cierto que las sanciones unilaterales extranjeras pesan mucho en la crisis económica que padecemos venezolanos y venezolanas, pero también que políticas adelantadas por el Ejecutivo Nacional así como una burocracia hiperineficiente nos han sumergido en un sinfín de problemas que acogotan por igual.
Como vicepresidente de la Comisión especial para el Diálogo, la Paz y la Reconciliación, adelanto una cargada agenda de reuniones y contactos con empresarios, emprendedores, comerciantes, trabajadores y trabajadoras y de lo tanto que se sugiere la reactivación del crédito se ha convertido en un planteamiento constante. Emprendedores y empresarios recurren a la caja para mantener el ritmo de sus negocios y unos pocos de los segundos capitalizan sus empresas; en uno y otro caso la presión sobre los precios se eleva preocupando que pudiéramos volver a la hiperinflación que a la fecha ha sido superada.
Conversado formal e informalmente con representantes de la banca nacional y planteada la necesidad de reactivar el crédito especialmente para apuntalar a emprendedores, pequeños y medianos empresarios, la respuesta ha sido unánime: es imposible mientras el coeficiente de encaje legal ordinario sea de 73 %, el más alto del mundo.
Si bien entiendo que el elevadísimo coeficiente de encaje legal ordinario fue en su momento una eficaz herramienta en la lucha contra la hiperinflación, derrotada esta se hace urgente su baja. Es cierto que cada país tiene sus propias características, las economías son distintas y las políticas gubernamentales difieren, aclarando que nono pretendo que se llegue en el corto plazo a encajes bancarios como el 1,5 % de Japón, el 2 % de Europa o el 3 % de los Estados Unidos, pero allí se tienen casos cercanos como Colombia y Ecuador con 8 %, Perú con 8,5 %, Chile con 9,0 y los cercanos aliados Cuba, Bolivia, Nicaragua que promedian, los tres, alrededor de 13 %.
La reactivación del crédito potenciará y hará sostenible la recuperación económica, emprendedores y empresarios, especialmente pequeños y medianos, demandan y requieren para la expansión de sus negocios del crédito, los consumidores y las consumidoras requieren del crédito, el aumento de la demanda por la disponibilidad del crédito apuntalará la producción local, de tal manera que es obligante reducir el coeficiente de encaje legal ordinario por lo menos en un primera etapa hasta el 50 % y posteriormente continuar reduciéndolo hasta llegar a los niveles promedio en Latinoamérica.
“Sin crédito no hay paraíso”, me dijo un banquero parafraseando la conocida novela colombiana.
La pasada semana solicité a la Comisión Permanente de Finanzas y Desarrollo Económico, Soberanía e Integración de la Asamblea Nacional, en comunicación formal dirigida a su presidente diputado Jesús Farias, se analice la conveniencia de pronunciarse a favor de la reactivación del crédito con la previa bajada del coeficiente de encaje legal ordinario recomendando se oiga la opinión del Presidente del Banco Central de Venezuela; representantes de emprendedores, empresarios y comerciantes; de la Asociación Bancaria de Venezuela; Decanos y/o directores de Facultades y/o Escuelas de Economía de Universidades venezolanas; representantes de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y representantes de consumidores y consumidoras.
Confiamos el gobierno entienda que por su propio interés, y el de los venezolanos y venezolanas, no puede esperar más para bajar el coeficiente de encaje legal ordinario y así liberar el crédito.
Lea también: