Hace un par de semanas escribí una carta al presidente Biden. Si bien sé que es poco probable que él personalmente la lea no dudo, conociendo cómo funcionan las cosas en los Estados Unidos, que alguno de sus asistentes lo haga con lo que una narrativa distinta, a la que con el entusiasmo de la administración Trump sembró en Washington una de las oposiciones de Venezuela, pudiera ser considerada.
Mencioné el mensaje del jefe de estado americano del pasado 14 de abril con motivo del retiro de las fuerzas militares estadounidenses de Afganistán luego de casi 20 años del desembarco de las primeras tropas en ese país, tras los ataques terroristas de al Qaeda, mensaje que me pareció muy bueno.
Destaqué su convicción que se remonta al 2008, que solamente los afganos tienen el derecho y responsabilidad de liderar su país. “What I saw on that trip reinforced my conviction that only the Afghans have the right and responsibility to lead their country” cite rememorando un viaje que realizó al Valle de Kunar agregando que bien pudo parafrasear a John Quincy Adams afirmando “Afganistán ahora es para los afganos”.
Reconocí que Venezuela se encuentra sumida en una grave crisis económica y social la cual se resolverá solosi se alcanza estabilidad política alertando cuán difícil han hecho la vida de millones de venezolanos las sanciones que Obama y Trump decidieron contra nuestro país sin que tales contribuyan en nada a cambios para mejorar. Indiqué que conoce de sobra que sanciones y bloqueos sobre naciones han sido históricamente incapaces para lograr objetivos que los Estados Unidos se hayan propuesto. Corea del Norte, Cuba e Irán son ejemplos de lo inútil que es castigar pueblos para forzar gobiernos recordé.
Indiqué que aun después de los más desgarradores conflictos se termina en una mesa de negociaciones, dialogando y entendiéndose y para muestra el recientemente firmado acuerdo en Qatar con sus enemigos del Talibán o el más lejano, pero nunca olvidado de Paris con la República Democrática de Vietnam. En uno y otro caso las firmas llegaron después de centenares de miles de muertos y heridos y la destrucción de las infraestructuras nacionales en cifras billonarias. La guerra, comenté convencido, es una tragedia y solo deja dolor, la paz en cambio siempre será buena para todos.
Precisé que los venezolanos tenemos el derecho de resolver nuestras diferencias entre nosotros mismos y que las próximas elecciones regionales y municipales son una gran oportunidad para avanzar hacia la nación que soñamos, oportunidad que no podemos perder sobre todo porque no hay otra alternativa advirtiendo que exigiremos las mejores condiciones, pero aun en la adversidad nos empeñaremos en rescatar la confianza de los venezolanos en el voto para que sea votando como las grandes mayorías se expresen y definan el modelo de país que queremos.
Venezolano que reside en Venezuela -y esta aclaratoria la creo importante porque es distinta la visión de quienes se encuentran en el extranjero- solicité el presidente Biden que suspenda las sanciones que pesan sobre el país a la par que se pronuncie inequívocamente acerca de que las elecciones de este año y de los próximos años son la vía que nos puede conducir a un destino superior.
Nadie quiere, expresé ya por terminar, un nuevo Afganistán considerando que la Administración Biden-Harris menos que nadie, mucho menos que lo sea esta nación suramericana que jamás ha sido amenaza para los Estados Unidos. Finalmente le pedí que Venezuela sea para los venezolanos.
Espero respuesta, si la hay.
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