El expresidente de Argentina, Carlos Saúl Menem, murió este domingo a los 90 años tras haber estado varios días internado por una «infección urinaria» que se complicó y obligó a su internación debido a problemas cardiológicos «de base».
La noticia fue confirmada al medio argentino Clarínpor el entorno del propio Menem, desde donde señalaron que la salud del exmandatario tuvo complicaciones en las últimas horas que derivaron en el fallecimiento del hombre que gobernó Argentina durante la década de los 90′.
“Síganme, no los voy a defraudar”, prometió Carlos Menem en su primera campaña electoral que le llevó en mayo de 1989 a la presidencia del país suramericano. Fue, tal vez, su frase más célebre, pero a la que sólo el tiempo colocará en su verdadera dimensión. En un país convulsionado –hiperinflación, saqueos, incertidumbre- como el de aquel momento, nadie imaginaba adónde le llevaría Menem.
Seis años más tarde, consiguió su reelección, tras ejecutar un programa social y económico opuesto del que había prometido. Pero, a la vez favorecido por conseguir un marco de cierta estabilidad, la que le había dado la Ley de Convertibilidad ejecutada por Cavallo. Fue el mismo sistema que, una vez agotado, lo llevaría a su declive –en cuanto a su proyección personal y al del país entero- con el estallido de 2001. Ya sería otra historia.
Nadie ignoraba el carisma y la popularidad de Menem cuando lanzó su candidatura presidencial a fines de los 80, tras ejercer como gobernador de La Rioja en dos períodos (1973-1976, y luego desde 1983 con la restauración democrática). Aún así, parecía sorprendente que con su “look” extraño y con propuestas contradictorias, pudiera vencer al aparato peronista que se encolumnaba detrás de un candidato más tradicional y formal como era Antonio Cafiero quien, además, venía ejerciendo sin tantos sobresaltos la gobernación en Buenos Aires.
Pero ─tal como diría su propia publicidad televisiva muchos años más tarde─ “Menem lo hizo”. En julio de 1988 venció a Cafiero y consiguió la candidatura por el peronismo. Y por el deterioro económico que sufría el gobierno de Raúl Alfonsín, el camino hacia el triunfo presidencial estaba abierto. Llevando a Eduardo Duhalde como compañero de fórmula, derrotó al radicalismo que postulaba a Eduardo Angeloz y se consagró presidente en medio de un país convulsionado. No cedieron la violencia, ni los saqueos ni la hiperinflación, añade el trabajo especial realizado por Clarín.