Cada 21 de diciembre se celebra en el mundo, y especialmente en Venezuela, la llegada del Espíritu de la Navidad; una tradición de origen nórdico de un poderoso ser de luz que está dispuesto a proveer abundancia, salud y bendiciones en todo el planeta.
La tradición ha ido cambiando con el pasar de los años; sin embargo, lo habitual es encender velas de color naranja, amarillo o rojas junto a frutas o aromas cítricos (mandarinas, limones o naranjas).
A través de una carta o un momento de reflexión y pensamiento, se agradece por lo recibido durante el año y se realizan peticiones que contemplan salud, prosperidad, amor, y unión.
Al momento de comenzar el ritual, es necesario pronunciar una oración que marque la bienvenida a este maravilloso y bondadoso ser de luz a nuestro hogar. Para ello es importante, abrir ventanas y puertas, encender las velas y el incienso.
“En tu nombre, Amada Presencia Todopoderosa, doy la bienvenida al Santo Espíritu de Navidad, quien baja a este planeta con la misión de dar. Te saludo, te reconozco y te bendigo; te doy las gracias por la maravillosa labor de amor, alegría y paz que realizas.
«Abro las puertas de mi corazón y de mi hogar a tu radiación, y te reconozco como huésped privilegiado al festejo. Demando, acepto, recibo y realizo una abundante provisión para mí, para mi familia, mis amigos y para toda la humanidad”.
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