La “madre” de las preguntas sobre posibles negociaciones en Venezuela es: ¿Qué enfoque puede darse a unas negociaciones en Venezuela: Integral o negociaciones parciales? Una negociación integral abarca un cambio político (quién gobierna) y cambios en otros ámbitos, principalmente el económico (cómo se gobierna) y sería lo ideal porque se corresponde con el 84% que rechaza el gobierno de NM y el 94% que evalúa mal la situación económica. Sin embargo, el cambio político se trata de una No Negociación por dos razones: No se puede negociar cuando ambas partes quieren lo mismo y se requiere que la oposición tenga la cohesión y fuerza para desplazar al otro; lo que no es el caso. Por lo que el enfoque al que podemos aspirar es el de negociaciones parciales.
¿ Que incentivos tienen los actores para negociar? En lo político, el gobierno no ve amenazada su estabilidad por los partidos de oposición, por lo que no necesita negociar con ellos; a menos que Estados Unidos se lo impongan en función de la amenaza de continuar las sanciones económicas que el gobierno de NM necesita flexibilizar. Esto sólo ocurriría a cambio de mejoras incrementales en política: Selección adecuada de los Rectores del CNE según las reglas constitucionales, observadores electorales extranjeros neutrales, eliminación de los “protectores”, etc. Pero, en lo económico, el incentivo del gobierno para recuperar la economía es grande y, para hacerlo, necesita negociar con los empresarios, a quienes también les interesa recuperar la economía.
¿Qué otros actores serían determinantes para asegurar el éxito de una negociación o negociaciones en Venezuela? Los empresarios necesitan fortalecer sus posiciones incorporando a sus trabajadores como aliados, con lo cual, además, le estarían ofreciendo al gobierno “obrero” una imagen de legitimidad de las nuevas políticas económicas pro empresa ante la opinión pública. Este triángulo se puede ampliar incorporando a los profesores y estudiantes universitarios que tanto han sufrido los errores económicos del gobierno y también serían un aval legitimador que le ayude al gobierno a justificar el cambio de sus posiciones ideológicas.
¿Cuáles son los temas de negociación más importantes que deben abordarse? Obviamente, los temas económico-humanitarios, pues el hambre y la desnutrición la sufren la mayor parte de los venezolanos. Otras falencias se relacionan con los derechos humanos y políticos, que no están en la lista de prioridades del gobierno, por lo que planteárselos sería óbice para “matar las negociaciones antes de nacer”. Esos temas van a surgir, y el gobierno los va a tener que incluir en la medida que necesite flexibilizar sanciones que bloquean la recuperación económica.
¿Cómo se puede transformar una negociación suma cero (“yo gano-tú pierdes”) en un ejercicio de beneficio mutuo (“yo gano-tú ganas”)? Es conveniente empezar por pocos temas, sencillos, lo más atractivos posibles, que tengan impacto sobre las soluciones socioeconómicas que necesita la población y que beneficien a todas las partes involucradas. De hecho, sin negociaciones gobierno-empresa, el gobierno cayó en cuenta que la única forma de reabastecer al país era liberando precios los precios y el cambio para que el empresariado se motivara a importar o producir. Luego vino la dolarización creciente, la cual, en la medida que se negocien nuevos pasos, como la Caja de Compensación en divisas, seguirán resurgiendo atractivos de inversión que agilizarán la economía y le permitirán al gobierno formalizar las transacciones en divisas y poder cobrar más impuestos. Por parte de los trabajadores, la dolarización definitiva y formal es imprescindible para que podamos dolarizar sus salarios y para que el consumidor se beneficie de la vía más expedita y sostenible para erradicar la inflación. Otros puntos de encuentro son disminuir el encaje bancario para recuperar el crédito; acelerar las alianzas gobierno-empresa-trabajadores (como lo fueron Sidor, CANTV, etc.), mediante el alquiler, contratos de gestión, ventas parciales o totales de empresas del Estado; regresar a la primera versión de la Ley de Ciencia y Tecnología para recuperar el desarrollo tecnológico y crear fuentes de ingreso para las universidades; solicitar al gobierno norteamericano que elimine las sanciones.
De estos primeros pasos, convenientes para todas las partes, surgirán realidades y percepciones de que podemos progresar juntos, repuntes de confianza intersectorial y una población repotenciada económicamente. A partir de allí, podremos enfrentar negociaciones sobre temas más escabrosos, como cobrar más por los servicios y bienes que ofrece el Estado. Cuando lleguemos a estas alturas, la pregunta sobre el cambio integral se habrá desvanecido pues habremos superado la polarización. ¿Y qué estamos esperando?
@joseagilyepes