Nuestro país mantuvo una estabilidad cambiaria por muchísimas décadas. La tasa de cambio se mantuvo muy estable desde la década de los 30s con nuestra incursión mundial como exportador de petróleo. Se mantuvo en 3.33 bolívares por dólar, sin tener deuda externa y en la década de los 50s ́ tenía su divisa el Bolívar como una de las más fuertes y apreciadas del mundo junto con el dólar de USA y el Franco Suizo. Era el único país latinoamericano, que se perfilaba que llegaría a pertenecer al llamado primer mundo de países desarrollados.
La estabilidad económica de una nación, como la de una familia, se basa en gastar menos de lo que recibe y ahorrar los excedentes monetarios y convertirlos en reservas para épocas difíciles. En nuestro caso la primera evaluación y control de cambio tiene lugar en el Gobierno de Rómulo Betancourt en 1960, con el ilustre Dr. Andrés German Otero como ministro de Hacienda. La administración de ese control fue impecable y muy corta. El cambio paso de Bs 3.35 a Bs 4.50 por dólar. Hubo el reconocimiento de la deuda pública y privada y se hizo la asignación de recursos a la industria para adquisición materias primas y equipos.
Luego en la 1a presidencia del Dr. Rafael Caldera de 1969 a 1974, se revaluó el bolívar de 4.50 a 4.30 por dólar.
En el resto de la década de los 70 ́s, se continuó con la libertad cambiaria, pero anclada a 4.30 Bs/$. Con el descalabro de los precios del petróleo en 1982, cuando Arabia Saudita decide inundar el mercado y tomar el liderazgo en la OPEP, se hace evidente la crisis de ingresos y la sobrevaluación del Bs. Era necesario un ajuste y reducción de los gastos. Sin embargo, el Gobierno Nacional se resiste a renegociar su deuda y cortar los gastos desenfrenados. Los primeros síntomas de la gravedad de la situación se evidencian con la decisión de repatriar los recursos de inversión de sus programas de trabajo de PDVSA en el exterior y depositarlos en las cuentas del Banco Central, terminando allí la autonomía financiera de PDVSA. Lo cual fue un golpe mortal para el desempeño de esa Corporación y su blindaje del mundo político.
De allí en adelante se sucede la crisis del BTVs y al Viernes Negro del 18 de febrero de 1983. Fecha que ha sido utilizada como un marcador político _ sumada luego a otras fechas emblemáticas del mismo mes en 1989 (Caracazo) y el 4 de febrero de 1992 (golpe de los Comacates) como marcador político de una Venezuela Saudita de ultra bonanza, derroche y esplendor que ya más nunca va a regresar. La caída del ingreso per cápita se acelera y con ello la conflictividad política y social de una Nación que se niega a seguir empobreciendo. En 1996 se negocia un plan de ajustes económicos con el FMI. Se acuerdan correctivos al tamaño excesivo, burocrático y clientelista del Estado, se inician planes para disminuir el tamaño del Estado, se venden empresas públicas y se reducen los gastos del gobierno central y regional.
Viene el nuevo siglo y con él un cambio en el signo político del nuevo Gobierno. Se anuncia una agenda socialista y se le llama del Nuevo Socialismo del Siglo 21. Se revierte la autonomía de PDVSA y todas las empresas que habían sido privatizadas en acero, electricidad, minería, etc. Viene un nuevo boom petrolero en 2004, a raíz de la invasión de USA a Irak, pero se queda hasta 2014. El más largo y en aumento de ingresos de toda la historia de Venezuela y el mundo. A Venezuela le representa un ingreso superior a todo el ingreso petrolero que había devengado en todos los 90 años anteriores desde su exitoso pozo Zumaque # 1 en 1914.
Termina este largo boom y se inicia la mayor crisis de ingresos e institucional de toda la historia del país. Solo a fines del pasado 2021 es cuando se abate una de las hiperinflaciones más grandes y largas del mundo con una destrucción de la economía considerada como la mayor de un país sin un estado de guerra formal. Como comparación en Venezuela fue de 80% de su PIB y en Alemania, en la 2a guerra aún como país perdedor y devastado, fue del 45% de su PIB. Se suceden tres cambios de denominación de la moneda nacional, representando una caída de valor de la divisa vs el dólar de USA de 1 a 10 exponente 14. O sea cuando un bolívar de 2021 no llegaba a comprar ni la 100 trillonésima parte de lo que lo hacía un bolívar en 1998.
Finalmente, el Gobierno da un giro de 180 grados y decide eliminar todos los controles de la economía y deja libertad de circulación como medio de pago al dólar de USA y al euro, facilita la importación y elimina los controles de precios. La hiperinflación termina y la economía da señales de recuperación que algunos establecen que creció 10% el pasado año. Es decir, nada novedoso para lo que se había ya experimentado en otros países con esas mismas medidas, pero que en Venezuela obstinadamente el Gobierno se negaba a aplicar por años y años.
Pasados los primeros meses de este nuevo 2022, se observa, con preocupación que ahora, que comienza un respiro económico, se propongan medidas fiscales con nuevos impuestos y regulaciones que van a impactar el manejo cambiario y la dirección de recuperación de la economía. Sabemos que el Gobierno había considerado una recuperación del ingreso petrolero y este a pesar del incremento de los precios por la guerra Rusia y Ucrania no se ha dado. Pero obvio que aquí, como sucedía con la política cambiaria, hay unas barreras en el manejo del sector que hacen urgentes se apliquen y den paso a una industria más eficiente que implica el retiro asfixiante del gobierno en varias de sus formas.
Ex Presidente de Organizaciones Empresariales Consecomercio, Fedecámaras y la Cámara petrolera@eromeronava
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