Altos funcionarios venezolanos decidieron en Curazao extender al 30 de abril próximo una restricción de vuelos a dicho país, así como a Aruba y Bonaire.
La decisión surge al no llegar a un acuerdo para la reapertura de fronteras.
La delegación de funcionarios venezolanos, junto a homólogos de Aruba, Bonaire y Curazao y el Reino holandés, se reunieron para intentar reanudar el tráfico aéreo y por mar que lleva suspendido desde el 2019.
De acuerdo con un portavoz, la intención era anunciar la primera fase de la reapertura, que incluía a embarcaciones, y celebrar reuniones para discutir la reanudación del tráfico aéreo.
Según dijo el Gobierno de Curazao, las negociaciones se llevaban a cabo de manera «cordial» y «en un buen ambiente«.
Sin embargo, la reanudación del tráfico aéreo aún es un asunto complicado, ya que los representantes del Reino de los Países Bajos descartaron comprometerse totalmente a la reapertura.
Esto provocó que los funcionarios venezolanos, decidieran presionar más a las autoridades neerlandesas amenazándolas con imponer una zona de no vuelos entre los países vecinos por tres meses.
Por su parte, el primer ministro de Curazao, Gilmar Pisas, dijo a los medios previo a las reuniones, que el objetivo era reabrir las fronteras en fases, comenzando con la marítima.
Pisas explicó que la reapertura de las fronteras a estas naves era para reducir el alto costo de los alimentos, pero que también era crucial para el tráfico aéreo con Venezuela, pues así las personas podían regresar a su país de origen.
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