«Los amigos de lo ajeno» siguen haciendo de las suyas en el casco central de Maturín, donde en estos momentos una gran cantidad de personas acuden a trabajar o a hacer sus compras de fin de año.
Unos 40 robos se registran por día en las afueras de algunos negocios, en paradas de transporte público o hasta en la vía pública, ante los ojos impotentes de las víctimas, quienes son despojados de sus celulares, carteras, cadenas y hasta bolsa con alimentos.
Consultados algunos vendedores informales del boulevard Arriojas, indicaron que ya es normal escuchar alguna persona pidiendo ayuda y a otro salir corriendo porque le quitaron algún objeto de valor.
«Cuando vemos es que salen corriendo a toda mecha ya sabemos que es un delincuente que cometió su fechoría se pierde entre la gente que circula por la calle Monagas», señaló una señora que tiene su puesto y ha sido testigo de varios «arrebatones».
Compras, robos y justicia
Los funcionarios policiales hacen su trabajo, vigilan, pero parece que los delincuentes se las ingenian para cometer su delito, cuando ya los oficiales van lejos y no los pueden detener. Hace falta una vigilancia permanente y con nuevas estrategias en el casco central de Maturín.
Así lo expresó un abogado que tiene un puesto de ropa en la calle Monagas, pues los delincuentes se van moviendo según como vean el movimiento de gente haciendo compras.
Un trabajador comentó que se dirigía hacia su trabajo, bien temprano por la mañana, cuando fue interceptado por un par de muchachos, quienes lo amenazaron con una navaja y le arrebataron su celular. No pude hacer nada para evitarlo y nadie me pudo ayudar. Ellos salieron corriendo y se perdieron entre la gente.
Una madre de tres niños expresó que la «gente es terca, no deben venir al centro de Maturín con prendas ni nada de eso».
Argumenta que exhibir esas prendas «alborota» a los delincuentes, quienes se dedican a buscar a sus próximas víctimas con esas características y en un descuido, les quitan lo que sea.
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