En una reciente encuesta realizada a consumidores que se encontraban en los alrededores de abastos ubicados en el centro de Maturín, se pudo constatar que la mayoría de los monaguenses comen solo una o dos veces al día y no entra en su mesa la alimentación balanceada y mucho menos, de calidad debido a que han tenido que reducir drásticamente las porciones de proteínas por persona.
Hay quienes alegan que los productos que más consumen son las patas de pollo, mortadela y salchichas, que es lo más económico que logran conseguir en el mercado, lo cual no es parte de una alimentación balanceada.
Por ejemplo, Carlos López, quien acababa de hacer sus compras junto a su esposa y su pequeña hija, nos indicó que en el sector donde vive, hacia el eje Paramaconi, muchos de sus vecinos viven en pobreza extrema, “por lo menos nosotros podemos comprar, pero en el sector donde vivo, la gente come una o dos veces al día, no es fácil, porque con un salario mínimo da para comer una vez al día, 130 Bs. legal y repartidos en 30 días, hay que verle la cara. He visto hambre, niños desnutridos, por lo menos en La Pradera, gente desesperada, gente que pasa el día sin comer, con dos o tres muchachos, donde medio kilo de arroz para ellos es bueno”, expresó.
Aseveró que con el sueldo que percibe, solo puede adquirir para medio día un cuartico de pollo, que cuesta alrededor de 10-12 Bs, y para rendirlo, gastan en aliños, papas, esto solo para cuatro personas, incluyendo un adolescente deportista, que se supone, debe tener una mejor alimentación para lograr el mayor rendimiento en sus actividades.
López logra comprar un poco más, gracias a los bonos que son cancelados en su área laboral, lo cual no es así para todos los monaguenses, que se las tienen que ver duras y en muchas ocasiones, deben acostarse con el estómago vacío mientras esperan alguna ayuda.
Sin jabón y otros productos de limpieza
“A veces, en las tardes compramos pan, con diez dólares puedo comprar una harina de maíz precocida que vale 8,20 bolívares, 8-10 bolívares de queso para el desayuno y la cena. Para el mediodía siempre gastamos 20 bolívares, eso sin el jabón, crema dental, papel higiénico, una pastillita para el dolor de cabeza y el pago del pasaje. Por ejemplo, pago dos pasajes diarios porque trabajo en El Furrial. Para ir, gasto ocho y para venir tres bolívares y eso es un gasto adicional”, mencionó.
Agregó que tan solo para el almuerzo de este martes gastó 200 bolívares y sin vianda. “Compré fue huevos”, señaló con un dejo de tristeza, mientras reflexiona que para esas personas que comen una vez al día, es mucho más difícil tan solo pensar en adquirir un par de zapatos, medias o algo para vestirse.
“Eso no se puede, básicamente están a expensas de que alguien los ayude, la mayoría de ellas, alrededor de un 70% de las personas que habitan donde yo vivo esperan por la bolsa, que gracias a Dios nos está llegando cada 21 días, pero donde hay varias personas, eso dura alrededor de una semana y el resto del tiempo estamos a la misericordia de Dios”, dijo López con algo de nostalgia.
Se necesita un buen billetico
Por su parte, Carmen María Rodríguez destacó que se necesita “un buen billetico si se quiere comer un buen almuerzo diario, entre 30 para adelante, y se compra dependiendo de la comida que se vaya a hacer, porque se come lo que uno consiga, porque ahorita no hay nada barato, todo está caro, y el salario que uno tiene no alcanza para comer bien”.
Sin más beneficios
Los patronos tampoco ayudan con algún beneficio aunque saben que una quincena de 600 bolívares no alcanza para nada. Con 50 bolívares lo que se puede comprar es medio cartón de huevos, una mortadela,
un arroz y un aceite, se come uno en el almuerzo arroz con perico de mortadela con huevo, para medio comer porque no se come bien, uno queda fallo pero hay que pensar en el día siguiente, no se puede comer todo en un solo día”, expresó Rodríguez.
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