El petróleo tocó el martes un máximo en siete años impulsado por las perturbaciones de la oferta, las tensiones geopolíticas y un aumento de la demanda, pese a los temores por avance de la variante ómicron.
El barril de Brent del mar del Norte cotizaba en 87,26 dólares (+0,9%) sobre las 04H50 GMT del martes, marcando un máximo desde el 30 de octubre de 2014 cuando llegó a 86,74 dólares.
El barril de West Texas Intermediate (WTI) trepó hasta los 85,66 dólares llegando a un nivel no visto desde 2014.
Varios factores contribuyen a este incremento. Por un lado, la interrupción de la producción «en Libia, en Nigeria, en Angola, en Ecuador y, más recientemente, en Canadá por el frío extremo», explicó Hussein Sayed, analista en Exinity.
La producción disminuye en países como Angola o Nigeria, que aporta medio millón de barriles diarios menos que a mediados de 2020.
Tensiones geopolíticas
También influyen las tensiones geopolíticas entre Rusia y Ucrania, que podrían perturbar el suministro de gas a Europa, o en el golfo Pérsico, donde los rebeldes hutíes de Yemen reivindicaron un ataque contra unas instalaciones de suministro de petróleo en Emiratos Árabes Unidos.
Estos incidentes «atizaron aún más los precios» del petróleo, explicó el analista de ING Warren Patterson.
Junto a estas presiones sobre la oferta, la demanda sigue en aumento a medida que la economía mundial regresa paulatinamente a su nivel de actividad prepandémico, pese a las inquietudes por la aparición de la variante ómicron.
Además, el precio del gas natural, que todavía está en un nivel alto, contribuye al encarecimiento del petróleo, porque provoca un «aumento de la demanda de diésel y de fuel como un reemplazo del gas natural», señala Bjarne Schieldrop, del grupo de análisis SEB.
La OPEP en posición de fuerza
Los expertos apuntan a la Organización de Países Exportadores de Petróleo como solución a esta escalada, pero sus miembros no quieren revertir precipitadamente los recortes de producción decretados al llegar la pandemia, cuando los precios se desplomaron.
«Solo los miembros de la OPEP y sus aliados pueden hacer bajar los precios ahora bombeando más crudo. Pero en vez de ello, probablemente se aferren a su estrategia de relajación progresiva de la reducción de producción, puesto que se benefician de los altos precios actuales», dijo Hussein Sayed.
La OPEP y sus aliados (OPEP+) anuncian desde hace meses aumentos marginales de su producción que no responden a las necesidades de la demanda. Arabia Saudita reafirmó este año el respeto a estos acuerdos y la importancia de estos topes.
Esto hace prever a numerosos analistas que los precios sigan escalando hasta superar la barrera de los 90 dólares el barril, o incluso los 100 dólares.
Para Sayed, «lo que parecía imposible hace meses, ahora tiene muchas posibilidades de ocurrir».
Por ejemplo, los analistas de Goldman Sachs esperan que el Brent alcance 96 dólares este año y 105 dólares en 2023, según una nota publicada el lunes.
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