Algunos lectores de mi artículo anterior, En qué consiste superar los extremismos, me pidieron que describiera cómo hacerlo. La superación de los extremismos se basa en seguir los pasos que nos llevarían a construir confianza.
Los extremismos se caracterizan por encumbrar un sector y marginar o eliminar a otro; de allí que sean fuente de conflictos, pobreza y desconfianza. De dichos extremismos no pueden surgir el bienestar, la paz ni la estabilidad del orden social porque acumulan grandes presiones al excluir, descalificar y quitar algo a alguien; y esas presiones explotan o socavan el orden social impuesto, por lo que no duran mucho; la gente vive en ellos bajo el miedo a la represión y no por convicción ni confianza. Por eso se rebela.
Sin tener que llegar a los extremos de los extremismos fascista, comunista ni libertario, el autoritarismo y la polarización son formas más comunes y soterradas de extremismo y se pueden encontrar en todos los grupos sociales, como familias, partidos, iglesias, empresas, sindicatos y gobiernos. De allí que el autoritarismo genere enfermedades psicosociales similares a las de los extremismos. En el autoritarismo, los objetivos, los medios y las reglas de juego para alcanzarlos son impuestos por el actor o minoría dominante, mientras las mayorías son constreñidas a vivir bajo la incertidumbre, la inhibición, el miedo, la violencia y la desconfianza.
La superación del extremismo implica construir confianza, el bien más preciado de cualquier sociedad. La confianza o desconfianza pueden arraigarse en la cultura del grupo, pero no se origina en ella, sino en las estructuras y conductas sociales. Eso facilita que la confianza se pueda construir. La confianza surge de constatar que el desenvolvimiento y resultado del juego coincide con lo acordado por los miembros del grupo y de constatar que los otros también reciben lo acordado y esperado por ellos. Construir confianza se trata de realizar un ejercicio en el que predominan las relaciones horizontales (participación), mientras que en el extremismo y el autoritarismo predominan las relaciones verticales (órdenes).
La confianza es característica de los países desarrollados y es notablemente baja en los subdesarrollados. El desarrollo no es cuestión de riquezas naturales. Los países más avanzados no tienen grandes recursos, como materias primas, pero son ricos en el capital social que construyen a través de democracia, pluralismo, participación, negociaciones y acuerdos entre sus sectores organizados y con otros países. En cambio, los países pobres, a pesar de que muchos tienen grandes recursos naturales, se caracterizan por la hegemonía o el autoritarismo de un sector, escaso pluralismo, poca democracia y participación; mientras que abundan las pugnas y desacuerdos. Por eso es por lo que los países subdesarrollados se caracterizan por la pobreza, el clientelismo, la corrupción, la desconfianza intersectorial y ciudadana y la inestabilidad.
En mi primer libro, El Reto de las Élites (1978) señalé que dicho reto consiste en que las élites se pongan de acuerdo en qué país quieren y con qué instituciones quieren construir ese país. Allí señalé el riesgo de desestabilización que corría la supuestamente exitosa democracia venezolana por falta de comunicación y de negociaciones que generaran una versión de país compartida entre las élites política, tecnocrática, empresarial, militar y sindical. Pero ese acuerdo nunca surgió. Las élites se enfocaron en luchar entre sí por el reparto de cuotas de poder; en vez de concentrarse en erradicar a su enemigo común: la pobreza. La partidocracia implotó 20 años más tarde.
Adam Kahane, en su libro, Transformative Scenario Planning, propone los siguientes pasos para planificar y construir un escenario deseable (de transformación): Convocar a los representantes de los diversos sectores involucrados. Observar lo que está pasando. Construir historias de lo que puede pasar. Descubrir entre todos lo que pueden hacer. Actuar en conjunto para transformar el sistema. Este método fue el aplicado en Sudáfrica al principio de la década de 1990 para evitar el escenario esperado: una guerra civil. De allí e acuerdo para liberar a Mandela, las elecciones, el cambio de gobierno y la garantía que el gobierno de Mandela le dio a los blancos de sus derechos, propiedades y seguridad personal en convivencia con la población de color. Esta herramienta no es otra cosa que un proceso de interacción social sostenida en el cual los diversos participantes de cualquier organización polarizada se sensibilizan y aprenden a encontrar puntos de coincidencia en los que pueden cooperar.
Llame este proceso de planificación, formulación de escenarios, sensibilización o como Ud. desee, pero, si en verdad quiere que su empresa, sindicato, familia, partido o gobierno sea exitoso y que los involucrados le sean leales, necesita convocarlos reiteradamente para definir y actualizar la hoja de ruta. El “verse las caras y decirse las cosas” con inteligencia emocional parece ser el mensaje principal porque es de allí que surgirá la identificación de los objetivos y medios compartidos. Este es el método que necesitamos aplicar hoy los venezolanos para generar un gobierno sume y multiplique, en vez de uno que reste y divida.
@joseagilyepes
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