El pasado jueves 21 de marzo, Acción Democrática, el Partido del Pueblo, la histórica Bandera Roja, el combativo Movimiento Republicano y la novel Unión Nacional Electoral, acompañados de representantes de distintos sectores independientes, me postularon como candidato presidencial.
Es esta una gran responsabilidad que asumo con la convicción que triunfaremos y gobernaremos para todos los venezolanos sin excepción.
Será el nuestro, un gobierno de consensos, que garantizará gobernabilidad y a todo evento paz.
Nuestro propósito no es arribar el poder para medrar en él. Nos impulsa el más firme empeño de forjar una nueva nación, de instituciones fuertes, inserta y respetada en el escenario internacional, con mutuamente beneficiosas relaciones con los países extranjeros -restableciéndolas con los aliados de ayer, Estados Unidos, la Unión Europea, los vecinos del continente, preservando los de hoy, China, Turquía, la India, los árabes productores de petróleo, Rusia-, signada por libertades plenas -de empresa, de asociación, de opinión, de prensa-, de bienestar generalizado.
Nos motiva la convicción que juntos con las grandes mayorías nacionales haremos de Venezuela el mejor país del mundo.
No soy un improvisado. Gracias a Dios he tenido la oportunidad de formarme en las mejores universidades -de Venezuela, Estados Unidos, España, China, Argentina- y adquirido competencias y experiencias en el sector público y el privado en el cual he dedicado más de veinte años al quehacer educativo. Milito en un partido que ha hecho historia, llamado a continuar haciéndola que demostró cuando ha gobernado su capacidad de transformar.
En preparación para el mañana que viene, he trabajado durante meses con reputados profesionales en el diseño del programa de gobierno a implementar y que ahora se discute, para enriquecerlo. Las líneas maestras ya han sido definidas y estas son veinte que de seguida menciono:
1. La recuperación económica con inclusión social;
2. Sueldos, salarios, jubilaciones y pensiones suficientes que garanticen una vida digna a trabajadores y trabajadoras cualquiera sea su condición;
3. La vuelta a casa de los millones que se han marchado;
4. Educación competitiva y de vanguardia, volcada hacia las competencias;
5. Por un sistema de salud de calidad;
6. Servicios públicos eficientes;
7. La preservación del ambiente;
8. La recuperación de la industria petrolera, gasífera y minera;
9. Hacia el autoabastecimiento alimentario y en procura la maximizar la exportación de los excedentes;
10. Protección integral a trabajadores y trabajadoras de la administración pública con especial énfasis a los hombres y mujeres de la gran familia de la Fuerza Armada Bolivariana;
11. La promoción de la mujer;
12. La multiplicación de oportunidades para los más jóvenes y el apoyo pleno a la cultura y el deporte.
13. La defensa de los pueblos originarios;
14. La vuelta a la descentralización, la no reelección y el acortamiento del mandato presidencial;
15. La transparencia en la administración pública;
16. El respeto a ultranza de los derechos humanos: ni perseguidos ni perseguidores;
17. La reinstitucionalización del país y la reinserción de Venezuela en el escenario internacional;
18. La ampliación de los programas sociales con una gestión eficiente y humana;
19. La potenciación de la ciencia y la tecnología;
20. La seguridad urbana y rural.
A tales se suma una obligación que es de todos: la recuperación del Esequibo, de mares y tierras que son nuestros.
La reivindicación que inició Rómulo Betancourt y blindó Raúl Leoni con el acuerdo de Ginebra, será realidad en nuestro gobierno. Con nosotros el Esequibo si será nuestro: cueste lo que cueste.
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