El 12 de julio de 1904, en Parral, en la zona central de Chile, nació Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, quien con el correr de los años, quedaría inmortalizado cuando, con nuevo nombre, Pablo Neruda, recibiría el Premio Nobel de Literatura en el año de 1971.
Pablo Neruda es considerado entre los más destacados e influyentes artistas de su siglo; además de haber sido senador de la república chilena, miembro del Comité Central del Partido Comunista (PC), precandidato a la presidencia de su país y embajador en Francia.
En 1971 Pablo Neruda recibió el Premio Nobel de Literatura «por una poesía que con la acción de una fuerza elemental da vida al destino y los sueños de un continente»
Entre sus múltiples reconocimientos, destaca el doctorado honoris causa por la Universidad de Oxford.
La versión oficial sostuvo que la muerte de Pablo Neruda fue debido al cáncer de próstata que padecía, sin embargo, su chofer y asistente, indicó que fue envenenado. Su fallecimiento se registró el 23 de septiembre de 1973, 12 días después del golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet, que acabó con el gobierno de Salvador Allende, quien murió en el Palacio Presidencial de La Moneda, el 11 de septiembre de 1973.
Sin embargo, en el 2023, las investigaciones concluyeron que fue envenenado por órdenes del gobierno en el hospital donde estaba ingresado y murió el 23 de septiembre de 1973, doce días después del golpe militar de Pinochet, cuando planeaba exiliarse en México.
Es probable que la bacteria Clostridium botulinum fuera inyectada por personal médico mientras estaba ingresado, como le había contado a su chófer Manuel Araya en una llamada telefónica poco antes de su muerte.
El escritor Gabriel García Márquez se refirió a él como «el más grande poeta del siglo xx en cualquier idioma» y el crítico literario Harold Bloom señaló: «Ningún poeta del hemisferio occidental de nuestro siglo admite comparación con él», quien lo considera uno de los veintiséis autores centrales del canon de la literatura occidental de todos los tiempos.
Pablo Neruda: Puedo escribir los versos más triste esta noche
En octubre de 1920 comenzó a firmar definitivamente sus trabajos con el seudónimo de Pablo Neruda, esencialmente con el propósito de evitar el malestar del padre por tener un hijo poeta.
Aunque nunca aclaró el origen de su nombre artístico, nunca desmintió, e incluso apoyó, la conjetura de que lo habría escogido en honor al escritor checo Jan Neruda, del cual habría leído un cuento por esos años que le causó una honda impresión.
Pablo Neruda escribió el libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada poco antes de cumplir los 20 años. Su fresca juventud no fue impedimento para lograr un elevadísimo nivel literario y comunicativo, que ha convertido a este libro en una referencia esencial de la literatura latinoamericana.
No en balde, el crítico literario Harold Bloom ha declarado en sus libros que el chileno Pablo Neruda y el portugués Fernando Pessoa son los poetas más importantes del siglo XX.
POEMA 20
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.
Pablo Neruda, «20 poemas de amor y una canción desesperada, 1924
Consciente de su talento poético, Pablo Neruda inició una estrategia para ganar el premio Nobel de Literatura a partir de la década de 1950 mediante publicaciones periódicas como Canto general (1950), Los versos del capitán (1952), Las uvas y el viento (1954) y Odas elementales (1954), entre otras, apariciones en la prensa, con columnas y entrevistas, y relaciones públicas de alto nivel, como visitas a presidentes en el extranjero; sin embargo, el factor clave que lo ayudó a obtener el premio fue su militancia política.
Pablo Neruda viajó a Estocolmo a recibirlo el 10 de diciembre. En sus memorias Confieso que he vivido, publicado en 1974, póstumamente escrita por u amigo, el venezolano Miguel Otero Silva, el poeta recuerda:
El anciano monarca nos daba la mano a cada uno; nos entregaba el diploma, la medalla y el cheque […] Se dice (o se lo dijeron a Matilde para impresionarla) que el rey estuvo más tiempo conmigo que con los otros laureados, que me apretó la mano con evidente simpatía. Tal vez haya sido una reminiscencia de la antigua gentileza palaciega hacia los juglares.
Su última aparición en público fue el 5 de diciembre de 1972, cuando el pueblo chileno realizó un homenaje al poeta en el Estadio Nacional. En febrero de 1973, por razones de salud, renunció a su cargo de embajador en Francia.
Después del golpe militar del 11 de septiembre, su salud se agravó y el 19 fue trasladado de urgencia desde su casa de Isla Negra a Santiago, donde murió en la Clínica Santa María a las 22:30 del 23 de septiembre.
La casa de Pablo Neruda en Santiago fue saqueada después del golpe encabezado por el general Augusto Pinochet y sus libros, incendiados. El funeral del poeta fue realizado en el Cementerio General. Al mismo acudieron los miembros de la directiva del Partido Comunista, a pesar de estar perseguidos por el régimen. Aunque los asistentes estaban rodeados de soldados armados de ametralladoras, se escuchaban desafiantes gritos de homenaje a él y a Salvador Allende, junto a la entonación de La Internacional. Después del funeral, muchos de los asistentes que no pudieron huir acabaron engrosando las listas de desaparecidos por la dictadura.
Sus restos descansaron primero en el mausoleo de la familia Dittborn, que les había cedido un espacio, y siete meses después fueron trasladados al nicho 44 del módulo México.
El 11 de diciembre de 1992, los restos de Neruda y Matilde Urrutia fueron exhumados y llevados para un velatorio ceremonial en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional. Al día siguiente se dio cumplimiento al deseo del poeta: que sus restos fuesen enterrados en su casa de Isla Negra. Ese lugar y todas las demás pertenencias son ahora museos administrados por la Fundación Pablo Neruda.
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