El Dr. José Gregorio Hernández, el médico de los pobres, murió trágicamente el 29 de junio de 1919, hoy se conmemoran 104 años de aquel hecho, uno de los primeros accidentes de tránsito que se registraron en una Venezuela que comenzaba a dejar de ser rural, con la incorporación de aquellas vehículos que eran la sensación de la sociedad de Estados Unidos y Europa.
La mañana del domingo 29 de junio de 1919 el doctor José Gregorio Hernández caminaba presuroso hacia la casa de uno de sus pacientes. Iba con su maletín, en el que llevaba los implementos para atender la emergencia que se estaba presentando.
Tal vez su pensamiento estaba enfocado en la salud de su paciente, cuando llegó a la esquina de Los Amadores, en La Pastora, se dispuso a cruzar en el justo momento cuando cuando pasaba por un lado el tranvía y por el otro, un auto Essex Super Six, conducido por Fernando Bustamante Morales.
Al decir de los testigos, tal vez en la prisa que llevaba el Dr. José Gregorio Hernández por llegar donde su paciente, miró, pero no vio venir el automóvil y cruzó. Su cuerpo ya impactado, se movió como si la fuerza del carro lo hubiese empujado, se proyectó contra el pavimento, como si una cámara lenta dominará la escena.
El Dr. José Gregorio Hernández cayó y su cabeza, golpeó la acera. El conductor, Fernando Bustamante, bajó del vehículo e inéditamente, reconoció al Dr. José Gregorio Hernández, quien era una eminencia de la medicina en la ciudad de Caracas. Con ayuda de los peatones que pasaban por el lugar, lo subió al vehículo y lo trasladó hasta el Hospital José María Vargas, lo atiende su amigo, el doctor Luis Razetti, pero lamentablemente, murió. Razzeti, quien lo examinó determina: “Traumatismo de cráneo en región parietal izquierda con fatal irradiación hacia la base” dice el parte del Dr. Luis Razetti. La monja Candelaria de San José, hoy Beata, estaba hospitalizada en el Hospital Vargas y al enterarse del accidente ora ante su cadáver. El presbítero García Pompa, capellán de esta institución le impuso los santos óleos.
En Caracas eran pocos los vehículos que circulaban por aquellas calles empedradas unas y polvorientas otras. Ese carro no sobrepasaba una velocidad de 10 kilómetros por hora y a lo sumo, solo circulaban unos 10 vehículos en esa Caracas de 1.919, en aquella Venezuela que tenía al general Juan Vicente Gómez, como presidente de la República.
Ese día comenzó la leyenda del Dr. José Gregorio Hernández y comenzaron a circular las rumores de sus apariciones en el lecho de los enfermos, a quienes curaba, incluso se ha dicho que ha operado a varios. Esa fama se extendió por toda Venezuela, los enfermos y sus familiares invocaban por igual su nombre para conseguir la cura milagrosa. En cada hospital era habitual escuchar a las mujeres rezar, pidiendo al doctor José Gregorio Hernández, el médico de los pobres, su interacción para lograr la cura a todo mal.
Dr. José Gregorio Hernández: El médico beato
Fue un hombre muy querido y respetado en Venezuela por su dedicación y altruismo en la práctica médica y por su devoción religiosa.
Tal fue fama, que comenzaron a colocar su estampita y su figura en los altares de la gente en los pueblos que la iglesia católica se vio impulsada a investigar y se abrió una causa de su beatificación, pues el fervor popular la reclamaba.
En 1949, la Iglesia católica comenzó el proceso de canonización para declararlo santo. En 1986, el papa Juan Pablo II reconoció sus virtudes heroicas y lo declaró «venerable». El proceso se renovó el 18 de enero de 2021, luego de un milagro atribuido por la Iglesia católica a Hernández en San Fernando de Apure, en el que una niña se habría recuperado de una herida de bala gracias a su intercesión. El papa Francisco autorizó la misa de beatificación del Dr. José Gregorio Hernández, realizada el 30 de abril de 2021, siendo asignada su celebración litúrgica el día 26 de octubre.
Por eso, hoy a 104 años de su fallecimiento, lo recordamos y lo llamamos beato Dr. José Gregorio Hernández
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