Este viernes que pasó, en el Salón Simón Bolívar del Colegio San Ildefonso, en el centro histórico de Ciudad de México, lleno de historia latinoamericana, se firmó, por parte de los voceros respectivos, el acta de cierre la segunda jornada de negociaciones entre el Ejército de Liberación Nacional y el Gobierno Colombiano.
México es y ha sido desde muchos años, espacio bueno para los encuentros y para la protección de ciudadanos de todo el mundo que lo han requerido, especialmente de latinoamericanos.
Si aquí vino Trotsky, también vino aquí Gallegos, (nos decían, y escuchábamos con silencio respetuoso, en Morelia, Michoacán, que fue allí, en su casa de exilio, y no en la guajira, cerca del » pozo los pájaros», donde escribió «Sobre la misma tierra»).
Aquí vino y murió el poeta del pueblo venezolano, Andrés Eloy Blanco. Releíamos a propósito su poema “clase”. Seguramente relacionado con las circunstancias de encuentros entre ciudadanos de nuestra patria. Entonces, ha sido y es un buen lugar México para los acercamientos entre ciudadanos de pueblos de nuestro continente.
La hospitalidad y el trato respetuoso, ha sido la marca de conducta del gobierno y del pueblo mexicano en los diálogos de nuestro gobierno con sectores de la oposición política venezolana.
Eso lo tienen claro los hermanos centroamericanos, que han logrado en la patria de Benito Juárez, puntos de encuentro para caminar en el respeto a las diferencias. Sin embargo, este tema de la violencia y la paz en Colombia, en nuestra patria hermana, beneficia a todos.
Lo podemos decir con asertividad desde nuestra experiencia como gobernador del Zulia. Nuestro estado, su paz, su economía, está relacionada de manera más que cercana por lo que ocurre al interior de nuestra hermana Nueva Granada.
La posibilidad de presencia del gobierno de Colombia, con propuestas constructivas en áreas limítrofes con Venezuela para fundar el día siguiente de producción y crecimiento que supere las guerras de violencia locales.
La firma del acuerdo
La presencia de los jefes de delegación, Otty Patiño y Pablo Beltrán. Sus discursos coincidentes en buscar la paz con dignidad, con inclusión. El arreglo entre colombianos, promovido por gobierno y guerrilla, no por intereses de dominación sobre Colombia, como una necesidad, es garantía de avance seguro y cierto al encuentro.
Nuestro país ha jugado el papel fraterno y respetuoso que corresponde y así lo señaló en su discurso el delegado del gobierno colombiano.
Saludamos con afecto y respeto a María Merced Pizarro, la sentí remarcando el camino de paz que su padre Carlos Pizarro León Gómez, selló con su sangre.
Finalmente la presencia y el discurso sencillo y profundo de la vicepresidenta Francia Márquez, nos convenció de que se caminan nuevos y mejores jornadas para la patria nuestra grande del mandato Bolivariano.
Salimos del acto llenos de fe y ciertos de que vienen mejores cosas para nuestros pueblos que descubren, vale repetirlo, el respeto y la convivencia en las diferencias.
Lea también: