Un total de 215 ballenas piloto murieron al quedar varadas en una playa de las remotas islas Chatham, a unos 840 kilómetro de las isla Sur de Nueva Zelanda.
Así lo informaron un grupo ecologista neozelandés del grupo Project Jonah, quienes indicaron que “estos varamientos masivos son eventos angustiosos, y aunque siempre esperamos que las ballenas supervivientes puedan ser reflotadas, esta no era una opción para este caso”.
Ballenas en peligro
Muchas de las ballenas piloto, también conocidas como calderones, fueron encontradas muertas, mientras que las que todavía permanecían con vida fueron sacrificadas por responsables del Departamento de Conservación de Nueva Zelanda.
«Las sobrevivientes fueron sacrificadas por un equipo capacitado con el objetivo de evitar más sufrimiento» a los animales, indicó en un email a Efe Brian McDonald, asesor de comunicación del Departamento de Conservación.
Esa decisión se debe a los «retos» y «peligros» que suponía un operativo en la localización donde se encontraron a los mamíferos, en un punto de difícil acceso en el noroeste de las islas Chatham, en el océano Pacífico y donde residen menos de 800 personas.
«No reflotamos las ballenas (piloto) de forma activa en las islas Chatham debido al riesgo de ataque de tiburones tanto para los humanos como para las ballenas mismas», explicó McDonald.
Estos y otros mamíferos marinos quedan varados con frecuencia en las costas del sur de Australia y de Nueva Zelanda, sin que los expertos hayan logrado esclarecer los motivos, aunque los suelen atribuir a enfermedades, errores de navegación, cambios repentinos en las mareas, la persecución de depredadores o a condiciones meteorológicas extremas.
A finales de septiembre más de 200 ballenas piloto murieron tras quedar varadas en una remota isla de Tasmania, en el sur de Australia, en el mismo punto donde dos años antes otros 370 ejemplares perdieron la vida.
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