El Ejecutivo Nacional decidió fraccionar en 4 partes el pago de los aguinaldos a casi un millón de empleados públicos y cuatro millones de jubilados, con el argumento de evitar una desmesurada inyección de dinero que presione el alza del dólar y dispare los precios, tal como ocurrió en agosto pasado cuando se emitió dinero sin respaldo para pagar deudas pendientes con los maestros y funcionarios públicos. Esta decisión ha generado críticas y reclamos en los sindicatos y partidos políticos, los cuales exigen que el pago de los aguinaldos se haga de una sola vez.
¿Cómo analizar y comprender la inflación venezolana? ¿Qué factores la causan y cuáles la propagan? Nada peor que un diagnóstico equivocado que conduce a tratamientos equivocados. Comprender las causas de un problema es tener la mitad de la solución. Si se entiende bien el origen y la naturaleza de la inflación venezolana, habrá menos posibilidades de equivocarse en su tratamiento y superación.
Las causas de la inflación y sus factores propagadores requieren tratamientos muy distintos. El origen de la inflación venezolana está muy asociado a la destrucción del aparato productivo. A lo largo de 7 años el PIB se contrajo en 75 % y generó una creciente escasez que encareció los bienes y servicios. Mientras que un factor propagador de la inflación ha sido la desmesurada emisión de dinero sin respaldo en la producción para financiar el déficit del gobierno y las empresas públicas.
Dicho claramente, la inflación venezolana es causada por la escasez derivada de la contracción del aparato productivo y es agravada por la exagerada inyección de dinero inorgánico. Por lo tanto, para abatir la inflación es necesario reactivar el aparato productivo, y sincronizar la emisión de dinero y liquidez monetaria con la recuperación y aumento de la actividad económica.
Atacar la inflación con las medidas correctas exige distinguir las causas de los factores propagadores. Para que una estrategia antiinflacionaria funcione tiene que priorizar la reactivación del aparato productivo, en función de generar una abundante oferta de bienes y servicios de buena calidad y mejores precios. Y las condiciones monetarias tienen que contribuir a este objetivo, toda vez que la inflación venezolana no es solo un fenómeno monetario. La respuesta monetaria es necesaria más no suficiente. Una política monetaria restrictiva puede ser contraproducente si se afinca en subir el encaje legal y dejar a los bancos sin liquidez para financiar la reactivación de la producción.
La prolongada contracción del PIB se reflejó en la quiebra de miles de empresas, lo cual desembocó en el monopolio/oligopolio de unas cuantas compañías que todavía abusan de su posición de dominio para imponer precios cada vez más altos. Por eso, el mejor control de precios siempre será una política de promoción de inversiones que multiplique el número de empresas que compiten entre sí para ganarse la preferencia del consumidor, ofreciendo mejores productos a mejores precios.
Con una política de promoción de inversiones productivas y la regeneración del tejido empresarial se evitarán los monopolios y sus exagerados márgenes de ganancia. La competencia se reflejará en menores precios y productos de mayor calidad. Esta es la mejor vía para recuperar el poder adquisitivo del ingreso familiar y, en consecuencia, mejorar las condiciones de vida en los hogares venezolanos.
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