El 2022 cerrará con una nueva cifra histórica de migrantes irregulares, alrededor de 200.000, cruzando la peligrosa jungla del Darién, la entrada a Centroamérica desde el sur, en otra ola migratoria hacia EEUU. que evidencia la necesidad de una respuesta regional para gestionar el fenómeno, afirmó la OIM.
El jefe de Misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Panamá, Santiago Paz, dijo a Efe que las previsiones del ente indican que este año «fácilmente» pueden ser «200.000» los viajeros indocumentados que lleguen al país tras cruzar la selva fronteriza con Colombia, dejando atrás el histórico de 133.726 en el 2021, que ya se superó el pasado viernes.
«La migración no se va a poder parar. Lo que es importante es que se pueda gestionar», y una «muy buena forma» de hacerlo es concretando «iniciativas binacionales, trinacionales o regionales» para el intercambio de datos que permitan «hacer proyecciones y análisis de cómo se puede cooperar«, agregó.
Panamá recibe a los viajeros irregulares en estaciones de recepción migratorias (ERM) situadas en la frontera con Colombia y con Costa Rica, donde toman sus datos biométricos y reciben alimentación y atención médica, en un operativo único en el continente que le permite cifrar el número de migrantes en tránsito.
La OIM ha «venido brindando cooperación técnica para la gestión y coordinación de albergues. Desarrollamos un manual de alojamientos temporales que pasó a ser política de Estado (…) con eso, el Estado panameño cuenta con herramientas para ver cómo puede diseñar las nuevas ERM cumpliendo los estándares internacionales y preservando los derechos de los migrantes«, dijo Paz.
En el 2021 cruzaron la selva «el mismo número de migrantes que durante toda la década anterior», recordó Paz, que recalcó que ya las cifras de los primeros meses de 2022 mostraban «que el fenómeno se iba a incrementarse de manera significativa«.
Mientras el año pasado la gran mayoría de migrantes irregulares eran haitianos, este 2022 son los venezolanos los que más cruzan – unos 80.000 hasta la semana pasada según el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) – todos con destino a Norteamérica, en especial Estados Unidos.
Hay familias enteras, con niños e incluso bebés, en movilización. Se trata de venezolanos y haitianos, muchos proceden de segundos o terceros países en los que ya habían intentado establecerse, además de ecuatorianos, cubanos y nacionales de otras naciones suramericanas, africanas y asiáticas.
La idea de todos «siempre es llegar a Estados Unidos, buscar un estatus de protección y con eso establecerse más tiempo ahí«, dijo el jefe de Misión de la OIM.
Pero además, explicó, a lo largo del 2022 ha quedado en evidencia un cambio en el patrón de movilización, puesto que ya la época lluviosa, que dificulta enormemente el paso por las trochas y los ríos selváticos, no frena a los migrantes para esperar el verano.
El Darién es una «Trampa mortal»
El Tapón del Darién, un trayecto de 266 kilómetros de selva espesa e inhóspita, ha sido durante décadas una ruta de migración irregular pese a los peligros que entraña, tanto por su entorno salvaje como por la presencia grupos armados.
Los migrantes atestiguan que algunos mueren ahogados en los ríos, por accidentes o por enfermar durante el trayecto, en el que también son objeto de violencia sexual y robos, a veces con víctimas mortales.
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