La conservadora Liz Truss se convirtió el martes en la nueva primera ministra británica, poniendo fin a los tres años de controvertido mandato de Boris Johnson, quien al dejar el cargo le prometió su «apoyo más ferviente».
La hasta ahora ministra de Relaciones Exteriores, de 47 años, fue designada la víspera vencedora en la elección interna por el liderazgo del Partido Conservador, frente al exministro de Finanzas Rishi Sunak, un multimillonario exbanquero de 42 años, nieto de inmigrantes indios.
El martes viajó a la residencia escocesa de Isabel II en Balmoral, donde, en un encuentro protocolario de apenas media hora, la reina y jefa de Estado le encargó formar gobierno como nueva líder de la mayoría.
En una imagen difundida por responsables de la casa real se vio a La Reina Isabel II Y Liz Truss sonrientes, estrechando sus manos.
Tercera mujer a la cabeza del ejecutivo británico, tras Margaret Thatcher (1979-1990) y Theresa May (2016-2019), Truss representa al ala más derechista del partido y prometió bajar impuestos para impulsar una economía británica al borde de la recesión.
Justo antes, la monarca había recibido a Johnson, quien le presentó oficialmente su renuncia como primer ministro, «que su majestad tuvo graciosamente el placer de aceptar», según un comunicado del Palacio de Buckingham.
El controvertido político conservador, de 58 años, obligado a dimitir a principios de julio por sus propios diputados indignados por una multiplicación de escándalos, se despidió a primera hora de la mañana a las puertas de Downing Street, ante una multitud de seguidores y familiares.
Hizo balance de sus tres años de mandato, recordando que logró en 2019 la más importante mayoría conservadora desde 1987 con la promesa de realizar un Brexit que parecía imposible tras años de caos político.
Desde «la más rápida distribución en Europa de vacunas» contra el covid-19, hasta la «temprana entrega de armas a las fuerzas ucranianas» contra la invasión rusa, pasando por «un desempleo en mínimos nunca vistos desde que tenía 10 años», repasó uno a uno sus logros.
«Soy como uno de esos cohetes impulsores que ha cumplido su función y ahora volveré a entrar suavemente en la atmósfera y me sumergiré invisiblemente en algún rincón remoto y oscuro del Pacífico» y «ofreceré a este gobierno solo mi apoyo más ferviente», aseguró.
Principal reto, la carestía
El traspaso de poder suele hacerse en Buckingham, en el centro de Londres, a menos de 10 minutos en coche de Downing Street.
Pero este año, debido a los problemas de movilidad de la reina, de 96 años, tanto Johnson como su sucesora viajaron más de 800 km hasta Escocia.
Después, Truss emprendió el regreso a la capital, donde debe dar su primer discurso como primera ministra en el mismo lugar donde se despidió Johnson, antes de formar su nuevo ejecutivo.
El miércoles Truss presidirá su primer consejo de ministros y deberá enfrentarse en la Cámara de los Comunes al líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, que el lunes la acusó de «no estar del lado de la gente trabajadora», asfixiada por una inflación de más del 10%.
Los hogares británicos harán frente a partir de octubre a un aumento del tope tarifario del 80% en las facturas de gas y electricidad y muchas empresas e instituciones, incluidos hospitales y escuelas, advirtieron que tendrán que hacer recortes o incluso cerrar ante la imposibilidad de pagar.
Elegida en una votación abierta solo a los 172.000 afiliados del Partido Conservador, en un país de 67 millones de habitantes, varios sondeos mostraron que buena parte de los británicos no confía en la capacidad de Truss para hacer frente al reto de la crisis.
Pese a los escándalos, desde el «Partygate» -las fiestas celebradas en Downing Street durante los confinamientos- a las acusaciones de amiguismo, Johnson sigue disfrutando de popularidad entre las bases conservadoras y se dice que está dolido por tener que marcharse.
Pero el martes reiteró su llamado a la unidad, a superar las divisiones en el partido agravadas por la lucha de poder entre Truss y Sunak.
«Sólo digo a mi partido que si Dylan y Larry han podido superar sus dificultades ocasionales, también puede el Partido Conservador», bromeó en referencia a su perro y al gato que vive en Downing Street.
En su primer discurso el lunes, Liz Truss descartó convocar legislativas anticipadas, pero prometió la victoria en las próximas, previstas en enero de 2025 a más tardar, contra un Partido Laborista que no deja de ganar terreno.
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