Los espacios educativos se han convertido en un escenario de violencia con el reinicio de actividades presenciales, programadas desde el 28 de marzo, después de la suspensión como medida preventiva por la pandemia debido al Covid-19.
Según el equipo del Observatorio Venezolano de Violencia en Monagas (OVV Monagas); durante el primer semestre de 2022, se conocieron a través de los medios de comunicación sólo dos casos emblemáticos.
No obstante, el equipo considera que se presume una cifra mayor, tomando en cuenta que existen situaciones no publicadas en los medios de comunicación, así como información oficial que han sido catalogadas como violencia escolar.
En el caso del estado Monagas, gracias al registro del Instituto Autónomo Consejo Nacional de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, se pudo conocer que, desde el día en que se retomaron las clases presenciales hasta el 23 de mayo, se habían detectado 223 casos de acoso escolar. “Estas cifras preocupan y representan un llamado de atención acerca del comportamiento de los niños, niñas y adolescentes, en los entornos educativos”, puntualizaron las investigadoras.
Es importante destacar que la violencia escolar está definida como una acción dañina interpersonal, que se manifiesta en los espacios educativos o en torno a éstos, mediante la cual se pueden presentar situaciones que incluyen agresiones físicas y/o verbales. Para las investigadoras del OVV Monagas esa violencia incluye las amenazas, burlas, apodos, rumores, entre otros, exclusión social e incluso pueden presentarse agresiones sexuales (tocamientos no consentidos, relaciones sexuales forzadas). “Este tipo de situaciones pueden darse entre los propios estudiantes, entre maestros contra estudiantes o estudiantes contra los docentes. Además de éstas, aquellas asociadas a las redes sociales, como el ciber bullying, en la cual se presentan acosos, burlas, exposición a través de medios digitales y la colocación de las victimas en circunstancias humillantes, degradantes o impropias; exponiendo a través del escenario virtual, teniendo graves daños físicos, morales y psicológicos para las víctimas”.
Un punto de reflexión para las familias e instituciones
Dentro de los casos emblemáticos de violencia en los espacios educativos se encuentra el ocurrido el 14 de mayo cuando una menor de 14 años, quien fue abordada y citada por funcionarios adscritos al Servicio de Investigaciones Penales (SIP) de la Policía del Municipio Maturín (Polimaturín), debido a que golpeó a otra menor, mientras varios estudiantes se encargaron de grabar con sus teléfonos celulares la situación.
Por otra parte, tres adolescentes fueron detenidos el martes 7 de junio luego de que agredieran física y verbalmente a un profesor. El hecho ocurrió en el liceo Manuel Núñez Tovar, ubicado en el sector Los Cocos de Maturín en el estado Monagas.
De acuerdo a la reseña de la prensa local, los jóvenes golpearon al docente por negarse a entregar un boletín de calificaciones. Además, se conoció que de los tres implicados, solo uno era estudiante de la institución educativa donde la víctima imparte clases
Según el OVV Monagas, los estudios de este fenómeno en Venezuela, apuntan hacia severos problemas estructurales cuyas raíces familiares van creando condiciones proclives a la violencia. “En un escenario de profundas carencias en formación en valores, en hogares fragmentados o con la ausencia de los padres; los niños, niñas y adolescentes se enfrentan a los escenarios escolares con debilidades en relación al trato humano y respetuoso hacia sus los compañeros y maestros”, puntualizó.
Resaltaron las investigadoras que, las condiciones sociales favorecen la cultura de la violencia y ésta permea los escenarios escolares; en medio de desigualdades tanto de infraestructuras como de recursos para la formación. También puntualizaron que estos dos años sin clases presenciales representaron un rezago en la socialización de los estudiantes, quienes estuvieron todo ese tiempo sin convivir con sus iguales.
Añadieron que, como consecuencia, los niños, niñas y adolescentes que sufren el acoso escolar suelen desarrollar depresión, indefensión aprendida y en ocasiones pueden llegar a tener pensamientos suicidas. Asimismo, afecta la autoestima de la víctima convirtiéndose en personas inseguras.
¿Qué hacer si se detecta un caso de acoso escolar?
Ante un posible caso de acoso escolar, las investigadoras del OVV Monagas recomiendan recurrir a los departamentos de orientación o con una defensoría escolar; las cuales se encargan de citar tanto a los estudiantes como a sus representantes para conocer la situación y así iniciar un proceso de abordaje. El objetivo es resolver el conflicto y orientar, tanto al agresor como a la víctima para que superar la dinámica de violencia. Añadieron las investigadoras que, en caso que la situación escale, puede referirse a otras instancias como la Zona Educativa de la localidad y el Consejo de Protección de Menores.
Finalmente el equipo del OVV Monagas señaló que es importante resaltar el papel de los familiares, quienes deben acudir al centro educativo si se tienen sospechas de la existencia de un caso de acoso de su representado, para informar y pedir la orientación pertinente. “Adicionalmente, es preciso modificar patrones familiares proclives a la violencia o que incentiven el uso de la violencia como mecanismo de respuesta ante el acoso de otros estudiantes con conductas disruptivas”.
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El acoso se presenta en relaciónes escolares, laborales, familiares, etc.. Y hace daño de acuerdo a la edad de la víctima y la intensidad del mismo..