Voluntarios y trabajadores del Gobierno de Shanghái exigieron barreras metálicas en varios distritos para bloquear pequeñas calles y entradas a complejos de apartamentos, en un momento en que China endurece su estricto planteamiento de «cero-COVID» en su mayor ciudad, a pesar de las crecientes quejas de los residentes.
En el distrito financiero de la ciudad, Pudong, las barreras –finas láminas de metal o vallas de malla– se colocaron en varios barrios en virtud de una directiva del gobierno local, según Caixin, un medio de comunicación empresarial chino. Los edificios en los que se han detectado casos han sellado sus entradas principales, con una pequeña abertura para que pasen los trabajadores de prevención de la pandemia, reseñó AP.
«Esto es una falta de respeto a los derechos de las personas que están dentro, utilizando barreras metálicas para encerrarlas como animales domésticos», dijo un usuario en la plataforma de medios sociales Weibo.
Un vídeo mostraba a los residentes gritando a los trabajadores que colocaban las vallas desde sus balcones, que luego cedieron y se las llevaron. Otros vídeos mostraban a la gente intentando derribar las vallas.
«¿No es esto un peligro de incendio?», dijo otro usuario de Weibo.
China informó el pasado domingo 24 de mes en curso de 21.796 nuevos contagios de Covid-19 transmitidos por la comunidad, siendo la gran mayoría casos asintomáticos en Shanghái. En todo el país, muchas ciudades y provincias han aplicado alguna versión de bloqueo en un intento de frenar la propagación del virus.
Ómicron se extiende en Shanghái
El último brote, impulsado por la variante ómicron, altamente contagiosa, se ha extendido por todo el país, pero ha sido especialmente grande en Shanghái. La ciudad, un centro financiero con 25 millones de residentes, ha contabilizado cientos de miles de casos, pero menos de 100 muertes desde que comenzó el brote hace casi dos meses.
En las redes sociales se publicaron vídeos de la colocación de las nuevas barreras el sábado, y algunos expresaron su enfado por las medidas. Las barreras pretenden dejar las carreteras principales sin bloquear, informó Caixin.
En un vídeo, verificado por AP, los residentes que salían de un edificio en el distrito Xuhui de Shanghái rompían la barricada de malla de su entrada y buscaban al guardia de seguridad que creían responsable de su colocación.
La mayoría de las barreras parecían haberse erigido alrededor de los recintos designados como «zonas selladas«, que son edificios en los que al menos una persona ha dado positivo en la prueba del Covid-19 y, por tanto, cuyos residentes tienen prohibido salir de sus puertas.
Sistema escalonado en barrios de Shanghái
Shanghái utiliza un sistema escalonado en el que los barrios se dividen en tres categorías según el riesgo de transmisión. Los que se encuentran en la primera categoría se enfrentan a los controles más estrictos de Covid-19 y fueron el principal objetivo de las nuevas medidas reforzadas. En la tercera categoría, algunos edificios permiten a la gente salir de sus casas y visitar las zonas públicas.
En Shanghái, las autoridades informaron de 39 nuevas muertes por COVID-19, lo que eleva el número oficial de fallecidos a 4.725 hasta el final del sábado, según informó el domingo la Comisión Nacional de Salud.
Atención mundial por enfoque estricto
El bloqueo de la ciudad ha atraído la atención mundial por su enfoque estricto y sus consecuencias a veces peligrosas. Muchos residentes de la ciudad han tenido dificultades para conseguir alimentos, recurriendo al trueque y a la compra al por mayor. Otros no han podido recibir atención médica adecuada a tiempo, debido a los estrictos controles de circulación.
El viernes, los internautas chinos compartieron un vídeo de seis minutos llamado «Voces de abril» que documenta algunos de los momentos públicos más difíciles que ha vivido la ciudad en el cierre de casi un mes. En una parte se escucha a los residentes de una comunidad de Shanghái que protestaron el 8 de abril, gritando: «¡Envíennos comida! ¡Envíennos comida! ¡Envíennos comida!» al unísono.
El vídeo se extendió por las líneas de tiempo de WeChat antes de que los censores lo eliminaran bruscamente el sábado.
Las autoridades chinas han seguido afirmando que la estrategia «cero-COVID» es la mejor manera de avanzar, dadas las bajas tasas de vacunación en personas mayores de 60 años, y que la expansión de ómicron provocaría muchas muertes y enfermedades graves si el país pusiera fin a su estricto enfoque.
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