Más de 2 mil centros de votación abrieron este domingo en Costa Rica para elegir en segunda vuelta al nuevo Jefe de Estado que asumirá la Presidencia durante el periodo 2022-2026, a partir del 8 de mayo.
Unos 3,5 millones de electores están convocados a las urnas para participar entre el economista Rodrigo Chaves y el expresidente José María Figueres, quien gobernó entre el 8 de mayo de 1994 hasta 1998.
Hasta el momento, el proceso avanza con normalidad, estando a la espera del cierre de los centros electorales que estarán abiertos hasta las 6 de la tarde.
En contexto
El candidato de un partido tradicional contra el de una nueva formación política. Un político de larga trayectoria contra un economista de carrera.
Costa Rica elige este domingo a su nuevo presidente entre José María Figueres, exmandatario y candidato del histórico Partido Liberación Nacional (PLN); y Rodrigo Chaves, exministro de Hacienda y quien compite por el Partido Progreso Social Democrático como sucesor del actual presidente, Carlos Alvarado.
El país celebra la segunda vuelta de las elecciones presidenciales después de que en la primera ronda ningún candidato obtuviera el 40% de los votos necesario para ganarse ya el cargo.
Entonces, Figueres logró el 27,3% de los votos y Chaves el 16,8%, en el marco de unos comicios marcados por la presencia de hasta 25 candidatos y la mayor abstención en 60 años: más del 40% de la población no votó.
Para esta segunda vuelta, sin embargo, las encuestas de intención de voto mostraron una mayoría para el candidato Chaves que, sin embargo, se ha ido reduciendo en los últimos días hasta mostrar casi un empate técnico.
¿Quiénes son los candidatos?
Estos son los dos candidatos entre quienes los costarricenses tendrán que elegir este domingo a su presidente.
José María Figueres
Proveniente de una familia de políticos, Figueres, de 67 años, vuelve a competir por la presidencia tras una larga estancia en el extranjero.
Quien fuera presidente del país entre 1994 y 1998 y tanteara las aguas en varias ocasiones para repetir en el cargo —sin éxito—, destaca su experiencia política nacional y sus contactos internacionales como su principal ventaja frente a su rival. «Yo ya pasé por donde asustan», suele repetir.
También su pertenencia a una formación más que conocida (el PLN es uno de los dos grandes partidos tradicionales de Costa Rica) es visto por analistas como un punto fuerte de su candidatura.
«Podrá estarse en contra o a favor de él, pero nadie podría negar que el PLN es un partido grande que cuenta con experiencia de trabajo y en el gobierno» del país, le dice a BBC Mundo el politólogo costarricense Gustavo Araya.
En su discurso tras conocer los resultados en primera vuelta, Figueres aseguró que, de ganar este domingo, promoverá un gobierno de inclusión donde se respeten los derechos de las mujeres, de las minorías y se abogue por el medio ambiente.
Nacido en 1954, es hijo de José María Figueres Ferrer, «Don Pepe», quien se levantó en armas y salió victorioso de la guerra civil del 48, fundó la Segunda República y pasó a la historia como el presidente que abolió el ejército en Costa Rica. Su padre también fue el fundador del PLN y se desempeñó como presidente del país en las décadas de 1940, 1950 y 1970.
Él mismo tiene una amplia trayectoria como funcionario público. Graduado en ingeniería industrial en la academia militar de West Point, de Estados Unidos, saltó a la política en 1986.
Fue ministro de Comercio Exterior y luego de Agricultura y Ganadería durante la primera administración (1986-1990) del premio Nobel de la Paz, Óscar Arias.
En 1991 se fue a la Universidad de Harvard para estudiar una maestría en Administración Pública.
Tras la muerte de su padre, anunció su intención de llegar a la Presidencia y en 1994, a la edad de 39 años, Figueres se convirtió en el gobernante número 42 de Costa Rica y en el mandatario más joven del continente en ese momento.
Su mandato generó controversias luego de asumir varias reformas polémicas que fueron de la liberalización bancaria a la reducción del aparato estatal con el cierre de múltiples instituciones gubernamentales costarricenses. Aún muchos le cuestionan por el cierre del deficitario INCOFER, el Instituto de Ferrocarriles de Costa Rica.
Pero también promovió la inversión en tecnología y se le atribuye la llegada de la multinacional Intel a Costa Rica en 1996. Además, fomentó el ecoturismo, creó un sistema de pago por servicios ambientales y es uno de los principales impulsores de la actual imagen «verde» y de nuevas energías del país.
Tras terminar la presidencia, se unió al Foro Económico Mundial, al que renunció luego de que se le señalara de participar en un escándalo de corrupción conocido como caso ICE-Alcatel entre los años 2000 y 2003.
Según denunciaron medios costarricenses, Figueres Olsen habría recibido US$900.000 de la compañía francesa Alcatel, señalada de sobornar a varios políticos y funcionarios costarricenses en varios gobiernos. Figueres negó los señalamientos y alegó que su colaboración con la empresa se limitó a «labores de consultoría».
Vivió en Suiza durante casi ocho años y regresó a Costa Rica en 2011, después de que en 2007 la Fiscalía archivase el caso. Y aunque nunca fue acusado y requerido por un juez, aquello «generó un cuestionamiento popular de que él no dio la cara» en el país, recuerda el politólogo costarricense Daniel Calvo.
En esta ocasión sus promesas como candidato presidencial se han centrado en reducir el desempleo (14,4% en 2021) y la pobreza (23%), y en promover la protección del medioambiente, con la abolición de la explotación de hidrocarburos.
Además, de ganar, promete entablar alianzas público-privadas, invertir fondos de pensiones en obras públicas y crear infraestructura sostenible.
Rodrigo Chaves
Economista de larga trayectoria y formación internacional, Chaves se sumó a la carrera por la presidencia tras una breve gestión en el actual gobierno de Carlos Alvarado y fue la gran sorpresa de la primera vuelta electoral.
Los encuestas no lo incluían entre los tres favoritos y le otorgaban un 5% de apoyos, pero fue poco a poco abriéndose paso y terminó convenciendo al 17% del electorado y asegurándose el paso a la segunda vuelta.
Está considerado como un «outsider» o prácticamente desconocido en la vida política nacional de Costa Rica, ya que la mayoría de su carrera se desarrolló en el extranjero, y se ha dedicado a atacar la gestión anterior de los partidos tradicionales del país. Su deseo de «ordenar la casa» es uno de sus lemas.
Su falta de experiencia política es compensada, según sus partidarios, por su amplio currículum en el ámbito económico y su idea del cambio y de contar con personas nuevas en su futuro gobierno que hagan las cosas de manera diferente.
Nacido en 1961, cuenta con un alto perfil académico: estudió en Estados Unidos, tiene un doctorado en Economía y recibió una beca de la Universidad de Harvard para estudiar temas de pobreza en Asia.
Trabajó para el Banco Mundial (BM) durante casi 30 años y fue nombrado director de la oficina del organismo en Indonesia.
Su trabajo en el BM terminó opacado por denuncias de dos trabajadoras que le atribuyeron «insinuaciones sexuales» y un «patrón de comportamiento inapropiado no deseado» entre los años 2008 y 2013, según se lee en la investigación del caso publicada por el mismo organismo.
El economista calificó los señalamientos de «malentendidos», «chismes y mentiras» y negó durante la campaña que estas hubieran sido el motivo para renunciar al cargo en el BM.
Sin embargo, dichas denuncias han sido motivo de ataque para sus oponentes y de grupos de derechos civiles, como colectivos de mujeres que salieron a protestar por su elección el pasado 8 de marzo.
«Los movimientos feministas en Costa Rica se preguntan sobre la pertinencia de que tengamos un presidente tan cuestionado en este nivel. En los últimos diez años ha aumentado el no rotundo al acoso sexual, al acoso callejero, por lo que a nivel social ha generado bastantes resquemores», destaca a BBC Mundo la analista política costarricense Valeria Vargas.
Al terminar su trabajo con el BM, Chaves regresó a Costa Rica, donde asumió por casi seis meses el Ministerio de Hacienda tras una oferta del presidente Alvarado a finales de 2019.
Con su puesto perseguía lograr la estabilidad fiscal, la reducción de la pobreza y la eficiencia presupuestaria, además de reflotar la economía del país gravemente afectada por la pandemia de covid-19.
Pero las diferencias con el gobierno del presidente Alvarado no se hicieron esperar. Fue protagonista de importantes polémicas, como la de gravar los salarios más altos o la de oponerse a una reforma que excluía a las municipalidades de una medida de contención del gasto en plena pandemia.
«El señor presidente consideró que esa diferencia de lo que él llama estilos no nos permite continuar trabajando juntos. Él tiene la investidura para tomar la decisión política que tomó, porque es una decisión política», dijo Chaves al renunciar en mayo de 2020.
El pasado mes de julio se anunció como candidato del Partido Progreso Social Democrático, una formación creada apenas tres años antes.
«En un fenómeno que es muy centroamericano, yo diría que en Costa Rica empieza a haber síntomas de la ‘guatemalización’ del sistema de partidos: formaciones que surgen en un proceso electoral determinado y que se crean para los efectos», le dice Calvo a BBC Mundo.
Está considerado un gran orador, pero según Calvo, en su discurso «hay elementos populistas y machistas muy latentes, incluso chistes de connotación sexual. Esto puede ser rechazado en entornos urbanos y de alta educación, pero pueden ser fundamentales para ser respaldado en otros lugares del país».
En su agenda propone reordenar presupuesto público, aumentar las inversiones en energía verde y cambiar la flota vehicular del país, controlar gastos y una pensión mínima universal.
«Costa Rica está en una situación mala, pero no es un país malo (…). Podemos ser el Singapur de Centroamérica en ingreso per cápita, el Estonia en eficiencia del Estado, el Finlandia en educación pública», consideró.
¿Qué puede pasar este domingo?
Pese a estas propuestas en sus programas, la campaña electoral de ambos se centró más en los ataques personales que en dar a conocer sus ideas, hasta el punto de que muchos ciudadanos no encuentran grandes diferencias entre uno y otro.
«Ambos son conservadores a nivel económico y social. Las personas se sienten confundidas porque no se puede decir que uno sea totalmente de derecha o de izquierda… Eso dificulta la elección, tienen más similitudes que diferencias», asegura Vargas.
Según Calvo, «para la población, por encima de las propuestas o el partido, lo que inclina la balanza de su voto son las características del candidato, algo muy propio del presidencialismo latinoamericano. Lastimosamente, las propuestas pasan a segundo plano».
Aunque la mayoría de encuestas otorgan cierta ventaja a Chaves en intención de voto, la diferencia se ha reducido hasta solo un 3%, según el último sondeo del Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa RicaIntención de voto en elecciones de Costa Rica
- 41% votará a Rodrigo Chaves.
- 38% votará a José María Figueres.
- 63% acudirá a votar.
- 43% de quienes no votarán será por su valoración negativa de ambos candidatos.
- 28% de quienes no votarán será por desinterés y desilusión con la política, entre otras razones.
Fuente: Encuesta de Opinión Pública CIEP-UCR, 30 de marzo de 2022
Calvo considera que ambos candidatos generan cierto rechazo en la población. «Hay un miedo a lo conocido, pero también miedo a lo desconocido», resume respecto a las dos propuestas. «Mucha gente terminará por decantarse no por el mejor candidato, sino por el que consideren menos malo, tristemente», añade.
Por esta escasa diferencia proyectada entre ambos, analistas coinciden en que los indecisos y quienes hasta ahora no piensan acudir a votar -que supusieron un gran número ante la primera vuelta- serán quienes decidan el nombre del ganador este domingo.
«La importancia en este momento del sector de personas indecisas es altísimo y prácticamente definitorio del proceso electoral en Costa Rica», pronostica el politólogo Araya, quien destaca el alto porcentaje de quienes aseguran que no votarán porque no se ven representados por ninguno de los dos candidatos
«Ese abstencionismo récord de primera vuelta que también podría suceder en esta segunda ronda hace prever que, independientemente de cuál sea el ganador, llegará con una legitimidad reducida y cuestionamientos ya desde antes de iniciar sus funciones», concluye Calvo.
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