Para nadie es una sorpresa que el uso de mascarillas o tapabocas se han vuelto una normalidad debido al COVID-19, pero nuestra piel apenas empieza a acostumbrarse a ellas.
Desde comienzos de la pandemia, el uso de la misma se ha extendido a nivel mundial y uno de los efectos negativos de su uso es el llamado «Maskné» o «Acné por mascarilla».
Puesto que, cuando hablas o respiras, tu tapabocas tiende a atrapar mucho aire caluroso, por lo cual, además de ser molesto, genera un medio perfecto para el crecimiento de bacterias y ácaros de la piel. Asimismo, la fricción que se tiene con la mascarilla acentúa los brotes de acné.
Debido a, la piel respira menos y hay un rozamiento, además, si se añade el calor más el sudor, lógicamente el poro no está tan oxigenado y existe más capacidad de infección por las propias bacterias que tenemos en la piel.
¿Cómo se puede controlar el Maskné?
- Limpia correctamente tu rostro: Limpia tu rostro dos veces al día (mañana y noche) ya que con el uso de la mascarilla se debe tener en cuenta que el cutis tiene que estar perfectamente limpio para evitar cualquier tipo de bacteria y ésta no provoque acné.
- Cambia con frecuencia o lava tu mascarilla: Es necesario que se cambie el tapabocas pasadas unas horas de uso, debido a la acumulación de bacterias en este ambiente cerrado y húmedo.
- Evita el maquillaje: Si usas varias horas la mascarilla es mejor no colocarte maquillaje, puesto que la fricción del tapabocas con la piel puede provocarte granitos en la zona de las mejillas y el mentón, como se ha dicho anteriormente.
- Aplica protector solar: Aunque parezca mentira los rayos solares atraviesan el cubrebocas, de allí la importancia de colarse protector solar para evitar el envejecimientos y las indeseables manchas en la piel.
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