Un gran número de familias en Afganistán tomaron la decisión de vender a sus hijas más pequeñas para sobrevivir, debido a la crisis económica que se vive en el país tras la llegada de los talibanes.
Ante la falta de recursos, resurgió la trata infantil generando repugnancia, dolor y preocupación en la sociedad del Medio Oriente y el mundo, informó CNN.
Organizaciones en defensa de los derechos humanos de niñas y niños, coincidieron en que se trata de un registro fuerte, angustiante y altamente sensible.
Más de tres millones 200 mil niñas y niños padecen desnutrición grave, cifra que podría aumentar porque más de la mitad de los afganos desconoce cómo y donde conseguirá comida en los próximos meses, según datos de la ONU.
“El pueblo de Afganistán morirá de hambre (…) y no solamente unos pocos, eso está haciendo que las personas se vuelvan más vulnerables y no lo podemos aceptar”, externó la ONU respecto a las familias que venden a sus hijas.
Familias, cuyos integrantes están desempleados por la crisis y que no reciben asistencia social desde la llegada de los talibanes, hacen lo impensable, entre las que se perfila la abominable decisión de vender a sus pequeñas hijas.
“No tengo trabajo ni dinero ni comida, tengo que vender a mi hija, no tengo otra opción”, aceptó ante CNN el afgano Abdul Makil.
Las niñas afganas son conscientes de la negociación aunque sin comprender la dimensión de lo que está ocurriendo.
“Mi padre me ha vendido porque no tenemos pan arroz ni harina, me ha vendido a un hombre viejo”, externó la niña Parwana de 9 años.
Esta familia, entregó a Parwana a un hombre de 55 años que pagó poco más de dos mil dólares por su “su nueva novia”, como el mismo papá reconoció.
En agosto pasado, el grupo extremista islámico, conocido como los talibanes, recuperó el control del gobierno de Afganistán, generando evacuaciones masivas y expulsando a la ayuda humanitaria extranjera.
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