Después de una primera etapa espectacular como técnico, el entrenador francés Zinedine Zidane puso fin este jueves a la segunda parte de su historia de amor con el Real Madrid, menos exitosa y cerrada con un año en blanco.
Despedido por la puerta grande como jugador en 2006 y como entrenador en 2018, la leyenda francesa abandonó el club con un balance más mediocre y tras una temporada sin títulos.
Algo poco habitual para el Real Madrid, el club más laureado en España y en Europa que, aun así, no había dado el paso de despedir un emblema del club.
Fue el francés quien «ha decidido dar por finalizada su actual etapa como entrenador», indicó el club en un comunicado donde pide «respetar su decisión y mostrarle el agradecimiento por su profesionalidad, dedicación y pasión en todos estos años».
«Zidane es uno de los grandes mitos del Real Madrid. Él sabe que está en el corazón del madridismo y que el Real Madrid es y será siempre su casa», añadió el club español.
Zidane no escapó de las criticas esta campaña
Idolatrado por los aficionados blancos, Zidane no escapó de las críticas en este año de sinsabores, lejos de los elogios cosechados durante su primera etapa en el banquillo del Santiago Bernabéu.
Artífice de nueve títulos en dos años y medio (2016-2018), Zidane fue llamado al rescate en marzo de 2019 por el presidente Florentino Pérez para sustituir al argentino Santiago Solari cuando el equipo ya no se jugaba nada (eliminado de Europa y de la Copa del Rey y sin opciones en Liga).
El francés firmó hasta junio de 2022 con el objetivo de impulsar un nuevo ciclo en el Real Madrid, apenas un año después de haber conseguido la tercera Liga de Campeones y tras la marcha de su entonces estrella Cristiano Ronaldo a la Juventus de Turín.
Una regeneración frustrada
En el verano de 2019, Florentino le dio todas las herramientas: fichó al «galáctico» Eden Hazard del Chelsea por 115 millones de euros (USD 140 millones), lesionado constantemente desde entonces, y reclutó a jóvenes promesas como Rodrygo, Eder Militao, Luka Jovic o Ferland Mendy.
Pero excepto Mendy, los nuevos no han llegado a cuajar y, con una pandemia en medio que sacudió el panorama, Zidane terminó apostando por la ya envejecida columna vertebral de su primera época en el banquillo blanco: Sergio Ramos en defensa, Luka Modric, Toni Kroos y Casemiro en la medular, y Benzema en punta.
Tras el parón pandémico, el Real Madrid consiguió levantar su 34º título de Liga frente al Barcelona pero cayó de la Liga de Campeones en octavos de final ante el Manchester City.
Y la última temporada, lejos de la excelencia exigida por la «Casa Blanca», fue una montaña rusa.
Además, Zidane tuvo que redoblar el ingenio para sortear las 54 lesiones y los ocho casos de Covid-19 acumuladas a lo largo del curso marcado por una corta pretemporada.
Así, improvisó una defensa de tres centrales, otorgó galones al joven Vinicius y apostó por algunas promesas del filial.
En Europa, escenario de sus mayores éxitos, Zidane consiguió llevar a su fatigada plantilla hasta semifinales, donde cayó ante el Chelsea. Pero en Copa del Rey y en la Supercopa de España desilusionó.
Y aunque se mantuvo en la lucha por la Liga hasta el final, los blancos no pudieron arrebatar el liderato al Atlético de Madrid.
Como en 2018, el francés deja el cargo apenas unos días después de terminar la temporada. Pero, a diferencia de entonces, cuando lo hizo tras convertirse en el primer técnico en levantar tres veces la Champions, ahora lo hace rendido y sin títulos.
¿Cuál será su futuro? Los rumores lo ven en su bien conocida Juventus de Turín, donde el destino de Andrea Pirlo parece incierto. O podría tomarse unos meses sabáticos para dirigir la selección francesa tras el Mundial de Qatar de 2022.
Como sucesor suyo en el Real Madrid, suena otra leyenda blanca y excompañero de Zizou, Raúl González, actualmente dirigiendo el filial, pero también Massimiliano Allegri o Joachim Löw.
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