El exbanquero de derecha Guillermo Lasso tomará este lunes las riendas de Ecuador, un país afectado por una «triple crisis» y que dará vuelta a la página del correísmo luego de 14 años.
Lasso, de 65 años y quien reemplaza al impopular Lenín Moreno, hereda «una situación nacional muy fuerte por una triple crisis económica, social y sanitaria» agravada por la pandemia, dijo la politóloga Karen Garzón Sherdeck, de la Universidad Internacional SEK, citó AFP.
En ese sentido, analistas estiman que el nuevo gobierno deberá trabajar en tres ejes: vacunar a la población contra el Covid-19, priorizar el gasto público y mejorar la productividad.
«El presidente que entra debe enfrentar en paralelo las tres crisis para poder reactivar la economía y que pueda volver a haber una generación de empleo y bienestar en la población», comentó el economista Alberto Acosta Burneo, del consultor Grupo Spurrier.
El gobierno de Moreno, quien llegó al poder impulsado por el exgobernante socialista Rafael Correa (2007-2017) y luego se convirtió en su adversario, ha reconocido que Ecuador afrontó en 2020 la peor crisis económica en su historia a causa de la recesión y los efectos de la pandemia, que deja más de 417.000 contagiados y 20.000 muertos.
El año pasado, la dolarizada economía ecuatoriana, dependiente de sus exportaciones de petróleo, decreció en 7,8% y para 2021 se prevé una mejora de 3%. Pero esa proyección no es suficiente, según Acosta.
«El objetivo del nuevo presidente debe ser cambiar ese escenario, no puede contentarse con un crecimiento del 3% porque hay que tomar en cuenta que es un rebote de una caída muy fuerte», señaló.
Malestar general
Para paliar las dificultades económicas, Moreno recurrió a un alto endeudamiento con la emisión millonaria de bonos y la obtención de créditos con organismos multilaterales, entre ellos el Fondo Monetario Internacional (FMI). El pasivo total escaló hasta el 63% del PIB en diciembre (61.300 millones de dólares).
Lasso deberá «priorizar el gasto público, gastar en lo que es importante para dejar de depender del endeudamiento porque cada vez es más difícil endeudarse», expresó Acosta.
El presidente electo, cuya principal propuesta de campaña fue vacunar contra el covid-19 a nueve millones de personas en 100 días, reconoció que enfrenta «realidades muy complejas, necesidades ilimitadas, con recursos muy muy limitados». Y ha advertido que recurrirá a «reformas tributarias muy creativas».
En el camino deberá sortear «un sentimiento generalizado de pesimismo provocado por la pandemia, por la pérdida de empleos, pérdida de ingresos», estimó Acosta.
Entre diciembre de 2019 y marzo pasado, el desempleo en Ecuador pasó de 4,6% a 5,5%. Y la pobreza por ingresos aumentó de 25% en diciembre de 2019 a 32% en el mismo mes de 2020.
Cambio de página
Lasso, que obtuvo el 52,36% de los votos, 4,72 puntos más que el economista Andrés Arauz, de 36 años y delfín de Correa, conquistó en el balotaje del 11 de abril el poder para la derecha conservadora en Ecuador. Con ello puso fin a una seguidilla de triunfos del socialismo.
«Es evidente que la derrota de Andrés Arauz precisamente cierra un capítulo importante del correísmo», señaló Garzón Sherdeck.
Sin embargo, advirtió que «lo que haga o deje de hacer, o cómo le vaya a este gobierno también repercutirá en un posible retorno del correísmo», cuyo líder vive en Bélgica y está sentenciado en Ecuador a ocho años de cárcel por corrupción.
Al recibir la credencial de presidente y refiriéndose a Correa y a su reforma para permitir la reelección indefinida, Lasso dijo que «muchos ecuatorianos desilusionados llegaron a pensar que quienes gobernaban no entregarían nunca el poder».
No obstante, Moreno promovió un referéndum que eliminó esa enmienda, cerrando el paso a Correa para que vuelva a gobernar Ecuador.
El conservador Lasso, que dirigirá el país por cuatro años, denomina a su gobierno como «del encuentro» en un intento por dejar atrás las divisiones entre correísmo y anticorreísmo, que pesaron en la polarizada campaña electoral.
Con las fuerzas disgregadas y sin mayoría absoluta en el unicameral Congreso, su movimiento Creando Oportunidades (CREO) debió aliarse con sectores de centro e izquierda para lograr un frente que asumió el control.
Aunque esa unión acabó prematuramente con la alianza entre Lasso y el tradicional Partido Social Cristiano (PSC, derecha), con el que llegó a la presidencia.
En ese escenario queda «una Asamblea Nacional fragmentada y un nuevo gobierno con grandes desafíos para gobernar», opinó Garzón Sherdeck.
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