El Vaticano. El Papa Francisco celebró este Jueves Santo la tradicional misa Crismal con la que se abre el llamado Triduo pascual y con la que comienzan los ritos de la Semana Santa.
Durante el acto litúrgico que se llevó a cabo en la Basílica de San Pedro, el sumo pontífice pidió a los sacerdotes «no escandalizarse ante las discusiones y controversias moralistas, leguleyas, clericales» cada vez que quieran hacer el bien.
Francisco volvió a celebrar esta misa que se realiza al inicio de la Semana Santa y que el año pasado fue aplazada por la pandemia a otra fecha, pero hoy no celebrará la de «Coena domini» del Jueves Santo con el lavatorio de los pies.
El papa Francisco celebró la misa en el ábside central de la basílica, con la asistencia de unas 300 personas, con mascarilla, y a las que tomaron la temperatura antes de entrar en la basílica, en lugar de las decenas de miles que solían acudir a estos eventos.
Además de los cerca 40 cardenales presentes, también acudieron unos 75 sacerdotes, la mayoría de la diócesis de Roma, ya que en esta misa se conmemora la institución del sacramento del orden sacerdotal por Jesucristo durante la Última Cena y está dedicada a la renovación de los votos de pobreza, castidad y obediencia.
Durante la misa los sacerdotes renovaron las promesas sacerdotales y el Papa Francisco también bendijo las tres ánforas de plata con los óleos de los catecúmenos, el de los enfermos y del crisma, que se utilizan durante el año para los bautismos, confirmaciones y unción de los enfermos.
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