En una respuesta muy bien argumentada, mi respetado y apreciado amigo, José Toro Hardy, respondió a mi artículo anterior, “¿Qué Jugamos: Ajedrez o Wei Qi?”. En ese escrito propuse que es mejor ocupar espacios (jugar Wei Qi) que regalárselos al contrario y que esa estrategia es mejor que tratar de seguir jugando Ajedrez para darle “jaque mate” al Rey si no se tiene la fuerza para lograrlo. Es mejor votar y ganar espacios que repetir auto goles por no votar, desperdiciando el potencial del 80% de los votos. En cambio, José, en “Votar o no votar, he ahí el dilema”, publicado en Analítica.com, propone abstenernos porque… 1. “Nos enfrentamos a un adversario que no acepta el “fair play” ni respeta la Constitución y 2. Cada vez que la oposición ha ganado…, el régimen se las arregla para desconocer o alterar los resultados”. Esto es cierto.
Pero, el remedio no debería ser peor que la enfermedad. No votar nos pone en un callejón sin salida.
Para que No Votar fuese solución, habría que asumir que la situación se resolverá por fuerzas militares, internas o externas. Pero, en nuestras circunstancias, no estimo que eso sea viable. También podría asumirse que no votar fuese válido si las sanciones pudiesen cambiar el régimen. Mala noticia: Las estadísticas muestran que, de unos 140 casos del Siglo XX, sólo en el 4% han conducido a un cambio de régimen.
Peor aún, si el cambio viene de “arriba”, por la fuerza o las sanciones, nos encontraría en un lamentable estado de desorganización y no habría a quien entregarle el poder y que logre gobernar. Es decir que, o nos organizamos y actuamos, o la alta dirigencia militar-cívico chavista nos seguirá llevando al matadero.
En cuanto al argumento de que… “Cada vez que la oposición ha ganado unas elecciones, el régimen se las arregla para desconocer o alterar los resultados.” …“Ante la derrota… de la Reforma Constitucional, Chávez concluyó: “No retiro ni una sola coma de esta propuesta,…”. Muy cierto. Pero HChF aprobó las Leyes del Poder Popular que el pueblo le había negado vía la Ley Habilitante que le dio la Asamblea que controlaba porque se le había regalado la elección de diputados en 2005 mediante la abstención. Si la oposición no hubiese ganado la mayoría de las diputaciones en 2015, el oficialismo hubiese hecho cinco años atrás lo que está haciendo ahora: Actualizando las Leyes –inconstitucionales- del Poder Comunal para llevarnos hacia una República Parlamentaria Comunal en la cual la elección del Premier no será “universal, directa y secreta” sino de 6º grado y a mano alzada, como en Cuba.
Dice: “En las elecciones del 6-12-2015 para la Asamblea Nacional, la oposición ganó limpia y abrumadoramente… De inmediato, valiéndose del TSJ, el régimen desconoció el triunfo de 3 diputados del estado Amazonas, para así robarles el control de las 2/3 partes de los escaños… Después, el mismo TSJ declaró a la Asamblea en ‘desacato’, figura no aplicable conforme la Constitución”. Cierto. Pero la debacle de la Asamblea pasada también se debe a que se dedicaron a dar discursos tan absurdos como el que sacarían a NM en seis meses, mandando a botar unos afiches de HChF y a competir por los cargos directivos de la legislatura, en vez de legislar, interpelar y educar a la ciudadanía.
Dice: “Cuando pierden una gobernación, nombran un “protector”. Cierto, y eso es inconstitucional. Pero, los cuatro gobernadores de oposición son mejores administradores que los mal llamados protectores. A los 28 alcaldes de oposición, no se les asignó protectores; pero, aunque operan con mínimos recursos, casi todos son reconocidos por su buena gestión. En cambio, de la mayoría de los alcaldes chavistas, lo poco que se conoce, desluce.
Dice: “Cada vez que la oposición ha ganado unas elecciones, el régimen se las arregla para desconocer o alterar los resultados”. Cierto, pero la oposición ha ganado cuando se ha coordinado, presentado un solo candidato y defendido sus votos. Es decir, que las condiciones electorales no sólo las debe poner el gobierno sino también la oposición.
Lo que le propongo a José es que nos pongamos de acuerdo en convivir en desacuerdo bajo un enfoque complementario: Ambos presionando para que el gobierno cambie sus políticas, unos ocupando espacios en los cargos públicos, mientras otros tratan de cambiar al régimen movilizando actores internacionales, cosa que han logrado: Una especie de operación tenaza. Lo que no debemos hacer es llamar alacranes a todo el que quiera votar ni descalificar a quienes no quieran hacerlo.
Por mi parte, creo que ésta revisión de criterios me ha reafirmado en mi posición de promover el voto y me ha hecho sentir más respeto por quienes piensan lo contrario. Ambos sectores tienen razones, pero, en la sociedad moderna, plural, la pregunta no es quién tiene la razón, sino cómo nos ponemos de acuerdo. Este reencuadre psicológico solucionaría el dilema “votar o no votar”.
@joseagilyepes
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