La Universidad Pedagógica Experimental Libertador en Monagas-Instituto Pedagógico de Maturín UPEL-IPM demanda rehabilitación de aulas para comenzar nuevo semestre en abril, en modalidad semipresencial con las medidas de bioseguridad. Alcides Zaragoza, decano de la institución, contabilizó 60 robos que dejaron la infraestructura educativa totalmente destruida durante un año de pandemia.
“Nos encontramos en un periodo especial académico que inició en diciembre y culmina en marzo. Esperamos que el Gobierno Regional cumpla el compromiso de rehabilitar 7 aulas prioritarias correspondientes al sector A para iniciar un semestre semipresencial a partir de abril, siguiendo todas las normas de bioseguridad”.
Alcides Zaragoza, decano de la UPEL-IPM
En la actualidad, 1500 estudiantes de las 14 especialidades de pregrado que ofrece la UPEL-IPM, reciben clases mediante las diferentes plataformas tecnológicas de comunicación como Whatsapp o correo electrónico. Sin embargo, algunas asignaturas prácticas requieren clases presenciales que dependerán del apoyo gubernamental para recuperar la institución.
Daños irreversibles
Zaragoza comentó que recuperar la institución será un proceso de años y mucha inversión porque todo el patrimonio fue saqueado y destruido por el hampa. Lamentó la sustracción de equipos electrónicos, mobiliario, acueductos, cableado y hasta el techo de algunos departamentos del recinto. Destacó que las pérdidas son incuantificables debido a que no se trata solo de la infraestructura sino de áreas vitales para algunas carreras como laboratorios de Química, Biología o Física cuyos equipos son casi imposibles de reponer en esta era.
Dos años sin vigilancia
El decano de la UPEL-IPM destacó que hace dos años la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) recortó el presupuesto que era destinado para pagar los servicios de vigilancia y por esa razón la institución quedó a expensas del hampa. “El Gobierno abandonó a las universidades autónomas y al profesorado. Lo que hoy ocurre es la gota que derramó el vaso porque la crisis universitaria agudizó hace muchos años, por la falta de políticas públicas, el recorte de presupuesto y por la remuneración paupérrima que reciben los profesores”, denunció.
Docentes trabajan por amor al arte
El devaluado salario de quienes trabajan en la UPEL-IPM merma la voluntad de algunos docentes que no resisten más dar clases por amor al arte. En cifras, Zaragoza detalló que un profesor universitario nivel instructor gana alrededor de Bs. 2.400.000 (1.33$) al mes, monto que es una bofetada a la academia. Por su parte, un Doctor en Educación, con prima por rango de director devenga poco más de Bs. 8.000.000 al mes, monto que equivale al costo de dos cartones de huevo (4.44$).
“Seguimos trabajando solo por vocación, por compromiso con los estudiantes porque ya ningún venezolano vive con su salario. Los profesores han tenidos que buscar otros ingresos porque no pueden ya contar con el sueldo del Pedagógico para su subsistencia”, argumentó. A su juicio, es preocupante que mientras otrora la UPEL alcanzó una matrícula de 14 mil estudiantes, hoy en día sea necesario hacer campañas vía redes sociales para atraer los nuevos ingresos porque ya la profesión docente no es atractiva para nadie.
Al decano le preocupa que el país se quede sin profesores universitarios que para la formación académica de las nuevas generaciones y espera que, en corto plazo, el panorama educativo del país mejore.
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