El pasado martes, tras realizarme la prueba de diagnóstico rápido PDR una amable profesional del Instituto Nacional de Higiene me informó que había resultado positivo a COVID19.
Inmediatamente procedió a efectuarme la PCR, siglas en ingles de «Reacción en Cadena de la Polimerasa»; con mucha delicadeza me introdujo un hisopo por la nariz y tomó la muestra que requería, un poco incómodo es cierto pero nada que no pudiera soportar.
Veinte y cuatro horas después, se me comunicó que por segunda ocasión había salido positivo; a que dudar el coronavirus me había infectado. Pedí consejo y la orientación fue clara: «ve directo a un médico» recomendándome al Dr. Horacio Vargiela que junto a su equipo es de los mejores en Venezuela, sino el mejor, en la atención de pacientes con COVID19.
Ingresado al centro hospitalario, me sometieron a una batería de exámenes y dejaron en observación. Me sorprendió gratamente la calidad de la atención y lo riguroso de los protocolos y una vez más comprobé que en Venezuela junto con talento sobra espíritu de buen servicio.
En estas primeras de cambio mis síntomas eran los de una gripe muy fuerte si bien uno de los médicos tratantes me advirtió, sin alarmarme, que en la tomografía habían salido unas pocas manchas en la parte baja de los pulmones típicas de los procesos de COVID19.
Escribo esta columna en el día 8 según mi cuenta de la evolución de la enfermedad, siguiendo estrictamente el tratamiento que me ordenaron, aislado, guardando reposo y pasando muchas horas acostado boca abajo que nunca pensé fuera tan incómodo. Toso poco y algo de flema, ahora es como una gripe suave y creo que evoluciono favorablemente. Confío en Dios y la Virgen del Valle que pronto me recuperaré plenamente.
Larissa y mi hijo Gustavo han estado tan cerca, como las recomendaciones permiten, apoyándome y asistiéndome, Melina, Isabel, Mia y Adriáncomunicados permanentemente igual que Fabiana y Elías. Es muy larga la lista de quienes están pendientes de mí y sus llamadas y mensajes por las varias vías posibles las valoro en demasía. Trato de responderles a todos pero no me es fácil por lo mucho así que aprovecho para de corazón dar gracias por tanto cariño.
De parada obligatoria me es muy difícil workalcoholic que soy sustraerme del trabajo y algo adelanto pero también aprovecho para leer. Concluí anoche ʺTransicionesʺ, una magnifica recopilación de ensayos, que me regaló el profesor universitario Freddy Millán, sobre los procesos de cambio político en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Republica Dominicana, Nicaragua, Perú y Panamá, de los cuales comentaré después pero que adelanto fueron posibles dialogando, negociando, entendiéndose, sin mayores injerencias extranjeras salvo el último caso que en razón de lo estratégico del canal y la presencia de más de 10,000 soldados americanos en el terreno derivó en una intervención militar en forma.
Leo también un material sobre el caso de Sudán que uno de los negociadores del acuerdo logrado entre la oposición y el gobierno tras diez y siete años de sangrientos enfrentamientos me entregó semanas atrás en una visita de bajo perfil que realizó a Caracas para orientarnos en la resolución de nuestro conflicto:»Lo de Venezuela –me dijo- es más fácil de arreglar que una pelea en un campamento de boy scouts» tras indicarme que también había trabajado en Siria y Afganistán.
Cuando casi termino estas líneas, recordé a Abiy Ahmed Ali quien obtuvo el premio Nobel de la Paz 2019 y del que en esa oportunidad escribí destacando su mensaje de agradecimiento por el universal reconocimiento que calificó como»un testimonio eterno a los ideales del Medemer (en amárico significa permanecer juntos) de unidad, cooperación y coexistencia mutua» que como primer ministro de Etiopia ha liderado. Abiy, reseñaron en esa oportunidad periódicos europeos, «ha hecho de la paz, el perdón y la reconciliación componentes clave de su política».