Rosa Amelia Padrón, perteneciente al urbanismo Dr. José Gregorio Hernández, es una de las devotas del santo venezolano y contó, con lágrimas y mucha emoción, cómo recibió la visita del «médico de los pobres» en su casa, sanándola de una dolencia en sus brazos.
«Yo tenía un malestar en mis dos brazos, no podía levantarlos, sentía que no tenía fuerzas, andaba en tratamiento, pero mi fe siempre puesta en el doctor José Gregorio Hernández hasta que, un día me visitó, entró a mi habitación y sentí que me vacunó. Era una luz muy bella que al recordarla me llena de mucho sentimiento, porque él me sanó», argumentó.
Desde el año 2017, en la urbanización «Mi Pequeña Comunidad José Gregorio Hernández», celebran con solemnidad a su santo patrono. Magali Saballo, coordinadora del grupo religioso, explicó con mucho entusiasmo el día que el padre Manuel Jerónimo Sifontes, párroco de Santo Domingo de Las Cocuizas, les preguntó cómo se llamaba su comunidad.
«Cada 8 de agosto la parroquia Santo Domingo de Guzmán celebra una misa en las comunidades, justo ese día el padre nos preguntó si celebrábamos la devoción del siervo de Dios, y pues desde ese día no solo hemos realizado actividades culturales y peregrinaciones, sino que hemos visto los milagros de José Gregorio, lo que indica que sigue con nosotros, cuidándonos y protegiendo a su gente», manifestó.
Saballo aseguró que a partir de entonces, cada 26 de octubre, recuerdan con gran devoción el natalicio del doctor José Gregorio Hernández y que ahora, es un médico universal por excelencia.
«Para la iglesia católica, ahora es que se está subiendo a los altares a José Gregorio Hernández, pero para los venezolanos él ya era un santo, no solo por la vida que llevó, dedicada al servicio de la gente. Cuando muere accidentalmente también lo hacía en pro de
buscar una ayuda para alguien que lo necesitaba», señaló Saballo.
Cuenta la tradición que en la esquina de Amadores, en La Pastora de la ciudad de Caracas, el doctor salía de una farmacia, y un vehículo lo arrolló accidentalmente, quedando tendido con fractura en el cráneo, justo el medicamento que compraba era para uno de sus pacientes.
La comunidad Dr. José Gregorio Hernández, fue establecida en 1968 y la residente del Sector Reina Formica tiene aproximadamente 57 años viviendo por la zona; ella también compartió el milagro que realizaría el santo venezolano.
«Yo les puedo contar que mi esposo fue operado en la vejiga, hubo una obstrucción en uno de los uréteres, tenía una piedra del tamaño de una semilla de durazno; luego de ser operado y estando en observación, tuvo una reacción alérgica, convulsionó y comenzó a ver muchas cosas, entre ellas al doctor José Gregorio Hernández, a partir de ese momento comenzó su sanidad», aclaró.
Formica también subrayó que su papá recibió en sueños una medicina del santo de Isnotú, y se curó. Este sería otro de los milagros atribuidos al venerable, como también se le conoce.
Por cultura o tradición, y el municipio Maturín no escapa de ella, pues en el casco histórico de la ciudad, se encuentra una escultura del ahora San José Gregorio Hernández, justo al frente de la plazoleta de la Catedral de Maturín, lo que permite a los ciudadanos recordar que la fe trasciende los años y las fronteras y que los milagros están escondidos en el corazón del creyente.


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