El presidente de Chile, Gabriel Boric, promulgó este martes la Ley Antiterrorista, uno de los pilares de la agenda de seguridad impulsada por el Gobierno, que amplía los elementos a considerar para que una acción pueda ser considerada como terrorista y castigada como tal.
«Esta actualización de la ley antiterrorista es parte del esfuerzo para dejar a Chile en mejores condiciones, combatir al crimen organizado, avanzar con más y mejores herramientas para combatir el delito, con nuevas instituciones, policías mejor equipadas y fronteras mejor resguardadas», señaló el mandatario en un punto de prensa.
«Chile no se arrodilla frente a la delincuencia», añadió.
La nueva ley, que deroga la de 1984 creada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), no requerirá como única prueba tener que demostrar un ánimo terrorista en la comisión de un delito, algo excesivamente complejo de acreditar, sino que contempla diversos elementos.
«Hemos dejado atrás una ley nacida en dictadura, que tenía problemas de legitimidad, pero que además era ineficiente», explicó Boric, que recordó algunas querellas presentadas a través de la antigua ley «con mucha energía», pero que finalmente no terminaban en condenas «porque no era posible probarlas».
Lea también:
México se opone a la calificación de cárteles del narco como terroristas