Mucho se ha venido hablando desde hace varias décadas acerca de la robótica como nueva opción laboral y científica, a la par del desarrollo tecnológico a través de la Inteligencia artificial.
La Iglesia Católica ha expresado un creciente interés y preocupación por el avance y desarrollo que ha venido tomando la Inteligencia Artificial (IA) a nivel mundial, debido a que el hombre corre riesgo de ser desplazado por máquinas y artilugios que van desde una simple aplicación telefónica hasta realizar operaciones quirúrgicas.
Aunque no se ha emitido un documento oficial y exhaustivo sobre el tema, varios líderes eclesiásticos han abordado diferentes aspectos de la IA y sus implicaciones para la sociedad y la humanidad, así como también se han redactado documentos vaticanos sobre este aspecto.
La Iglesia reconoce el potencial de la IA para hacer el bien y mejorar la vida de las personas. Se ha destacado su utilidad en campos como la medicina, la educación y la asistencia a los más necesitados.
Sin embargo, no está distante de reconocer el daño que el abuso de esta tecnología podría ocasionar de no ser bien utilizada, siendo algunos de estos riesgos: la pérdida de empleos, discriminación, manipulación de la información y la creación de «burbujas» informativas que pueden polarizar y dividir profundamente a la sociedad.
El Papa Francisco ha dicho: “En el tiempo de la inteligencia artificial, no podemos olvidar, que para salvar lo humano, hacen falta la poesía y el amor. Lo que ningún algoritmo podrá albergar será, el sentimiento que brota del corazón” – Encíclica «Dilexit nos» (Nos amó) numeral 2, recientemente publicada y en la cual habla del amor de Jesús al mundo como base existencial.
Con información del Seminarista Jonathan Barreto Martínez
Seminario San Pablo Apóstol – Maturín
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