El pueblo mexicano dio una extraordinaria demostración de democracia al elegir libremente a su próxima presidenta, Claudia Sheinbaum. Este evento marca un hito histórico no sólo para México, sino para toda América Latina, ya que es la primera vez que una mujer asume la presidencia del país en sus más de 200 años de vida independiente.
A pesar de la lamentable violencia que acompañó la campaña electoral, el acto de elegir a la nueva líder de manera civilizada y libre merece un reconocimiento y respeto profundo. Aunque en general era lo que se esperaba, sorprendió por la contundencia de la convocatoria, en lo que desde ya se califica como el evento comicial más importante de la historia mexicana.
En estas elecciones, más de 100 millones de mexicanos tenían derecho a votar, de los cuales un 60% ejercieron su derecho. Este alto nivel de participación es una señal clara de la voluntad del pueblo mexicano de ser parte activa en la construcción de su futuro. Para medir el tamaño de este evento electoral, tengamos en cuenta que renovaron más de 20.000 cargos, incluida la presidencia, los 500 escaños de la Cámara de Diputados y los 128 del Senado.
El triunfo de Claudia Sheinbaum no solo representa un avance significativo en la equidad de género, sino también una confirmación de la madurez democrática de México.
Sheinbaum, de 61 años, ex alcaldesa de Ciudad de México, se hizo con la victoria gracias a una campaña bien estructurada y a la popularidad de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador. Su promesa de continuidad y su enfoque científico basado en datos le otorgaron una amplia ventaja. A pesar de su cercanía política con López Obrador, Sheinbaum tiene una personalidad diferente, menos combativa y más técnica gracias a su formación, lo que puede traer un nuevo estilo de gobernanza al país.
La jornada electoral también tuvo la peculiaridad de que, por primera vez en la historia, los mexicanos residentes en el extranjero pudieron votar en persona. Áreas de votación del Instituto Nacional Electoral (INE) fueron instaladas en 23 sedes consulares en Estados Unidos, Canadá, España y Francia. Aunque la alta demanda y algunos problemas logísticos dejaron a muchos sin la oportunidad de votar, esta iniciativa marca un paso importante hacia la inclusión y la participación global de los ciudadanos mexicanos.
La nota discordante de estas elecciones fue la violencia. 38 candidatos y decenas de activistas fueron asesinados en el marco de la campaña electoral, lo que la convierte en la elección más violenta de su historia democrática, según informó la organización civil Causa en Común. Esto es un recordatorio doloroso de los retos que enfrenta México en términos de seguridad. Sin embargo, la rápida aceptación de la derrota por parte de Xóchitl Gálvez, la principal opositora de Sheinbaum, fue un acto de madurez política que contribuyó a la tranquilidad del país en un momento crucial.
A la ahora de escribir estas líneas corrían rumores sobre una posible impugnación, pero tras la ejemplaridad de la jornada, podemos augurar que ese asunto se resolverá con la elevada conducta cívica mostrada hasta ahora.
El futuro para Claudia Sheinbaum está lleno de desafíos. La violencia de los cárteles, la polarización del país, la gestión de los programas sociales y la posiblemente contraproducente sombra de su predecesor son solo algunas de las dificultades que deberá enfrentar. Además, el contexto internacional, especialmente las elecciones en Estados Unidos, tendrá un impacto significativo en su mandato.
Para algunos analistas, los desafíos principales giran en torno a tres conceptos: dinero, diálogo y la política exterior. La nueva presidenta necesitará gestionar eficazmente los recursos económicos del país, fomentar un diálogo inclusivo que supere las divisiones políticas y sociales, y mantener una relación equilibrada con Estados Unidos. Su principal cliente y socio comercial también arrastra numerosas diferencias de vieja data con la nación azteca, lo cual será todo un reto para la mandataria entrante.
Claudia Sheinbaum, que comenzará su mandato de seis años el próximo octubre, tiene por delante cuatro meses para definir su programa de gobierno. Su capacidad para enfrentarse a estos desafíos determinará en gran medida su éxito y el futuro de México.
Sin duda, las elecciones mexicanas son un testimonio del compromiso de su pueblo con la democracia. A pesar de la violencia y los desafíos logísticos, los mexicanos demostraron que pueden decidir su futuro de manera libre y civilizada. Este logro es digno de reconocimiento y respeto, y envía un mensaje esperanzador a toda América Latina. ¡Éxitos para ustedes, querido pueblo mexicano! Que esta nueva etapa traiga paz, prosperidad y justicia a su país.
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