El santuario de Fátima, en Portugal, fue escenario este lunes de una ferviente oración por la paz en Ucrania, Tierra Santa y en todo el mundo. La peregrinación anual que se celebra en este lugar sagrado estuvo presidida este año por el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona.
Durante el evento, se elevó un clamor unánime por el fin de los conflictos y la reconciliación entre los pueblos.
A pesar del viento y la llovizna que afectaban a la zona, miles de fieles provenientes de diversos lugares del mundo se congregaron en la explanada del Santuario de Fátima, ubicado a unos 130 kilómetros de la capital portuguesa, Lisboa. Estos devotos se unieron en la explanada de este emblemático recinto religioso para participar en la peregrinación anual.
Santuario de Fátima
La peregrinación anual al Santuario de Fátima comenzó el día anterior, el domingo. Sin embargo, el momento más destacado tuvo lugar este lunes, cuando se llevaron a cabo las principales ceremonias, como la bendición de los enfermos, la celebración de la misa y la procesión de despedida.
«Oremos por la paz en el mundo, en Ucrania, Rusia, en la Tierra Santa, en África, en América, en Asia. ¿Cuántos países necesitan y reclaman la paz?», preguntó el arzobispo de Barcelona.
El culto y la devoción a Fátima tienen sus orígenes entre los meses de mayo y octubre de 1917, cuando tres niños pastores portugueses – Lucía, Jacinta y Francisco – afirmaron haber presenciado una serie de apariciones de la Virgen María. Durante estos encuentros sobrenaturales, los tres menores aseguran que la Virgen les transmitió diversas revelaciones, las cuales conforman la profecía de Fátima.
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