Este lunes 15 de enero es el Día del Maestro en Venezuela, sin embargo, para quienes ejercen tan honrosa labor, esta fecha se ha convertido en más expectativas que esperanzas de mejoras.
Monagas tiene entre 18 y 23 mil educadores, entre activos, jubilados y pensionados que aspiran un incremento de sueldo que se equipare a la cesta básica, tal como demanda la Constitución venezolana.
Además, esperan que el dinero que ganan les alcance para costear los gastos de profesionalización, recreación de ellos y sus hijos, vacaciones acordes al trabajo que realizan y que aseguran que es mucho más complejo que el sólo hecho de enseñar.
Tantas han sido las luchas de los últimos años, que en las universidades como la Bolivariana, Misión Sucre y la Upel, cada vez son menos los bachilleres que ingresan para estudiar la carrera docente.
Apenas entre una y tres personas deciden especializarse en física, química, matemáticas, quedando estas materias sin profesores en la mayoría de los liceos.
Mientras tanto, quienes se mantienen como docentes de aula, alegan que con un salario mínimo devaluado no alcanza ni para pagar el pasaje.
«Antes un docente iba bien vestido y representaba la profesión, camisa manga larga, zapatos de vestir, las damas vestían muy elegantes, pero eso ha cambiado demasiado porque ese tipo de ropa es incomprable», dijo Pedro Castaño.
María Gazcón dijo que ha tenido que «inventárselas» para poder subsistir. «Primero me puse a vender carteras, perfumes, he sido buhonera, vendo dulces, tortas, para poder pagar el pasaje y tener qué darles a mis muchachos, eso sí, no me quedo sólo con la docencia».
Anabel Rivas aseveró que ha tenido que emprender en cualquier negocio que le salga. «Cualquier tigrito, yo corto cabello, hago mechas, keratina, ahora dije que voy a aprender a hacer las uñas y eso da más que esto de dar clase, que aparte están metiendo gente en la Zona como docentes que ni siquiera han terminado la profesión ni tienen buena ortografía, ¿qué pueden aprender esos niños?, ahora no hay supervisión ni nada, solo acoso si uno reclama lo justo».
William Márquez subrayó que desde hace algunos años ha tenido que emprender como ayudante de electricista, albañil, actualmente limpia y repara aires acondicionados o cualquier electrodoméstico.
«Hay que trabajar en otra cosa»
«Hay que trabajar en otra cosa porque el sueldo no da para nada y no piensan aumentar, no como antes que alcanzaba para viajar hasta fuera del país, ahora los maestros se van del país porque siendo mesonero en otro lado ganan más que aquí».
Marisabel Palma resaltó que «pareciera que a nadie le interesa la educación de los niños y jóvenes porque si ves cómo está el Pedagógico de abandonado y los constantes robos, sin que las autoridades ayuden esa Casa de estudios, ¿qué se puede esperar?, es una lástima que donde se graduaron tantos que hoy son diputados y hasta viceministros, esté por el suelo».
Realidad parecida viven los docentes de colegios privados, debido a que cada vez son menos los padres y representantes que buscan esta opción por los altos costos.
Otros han optado por crear apoyos docentes, más conocidas como «escuelitas», decidiendo su turno de trabajo y la cantidad de niños a atender.
«Los dejé, ahora tengo mi propia escuela en la casa y estoy más tranquila», aseveró Zulay Piamo.
Como cada año, este lunes los docentes saldrán a marchar para pedir una vez más sus justas reivindicaciones.
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