El ejemplo de Vietnam, copiado de China, pero ambos de Corea del Sur y Taiwán podrían inspirar al gobierno de Venezuela a cambiar algunas de sus políticas económicas para acelerar la recuperación y su conexión con las mayorías.
Contrario a las apariencias, las distancias, en lo político y económico, entre tales ejemplos y nuestro caso no son grandes. En lo político, todos los países nombrados son o fueron autoritarios. En lo económico, hay mayores coincidencias pues todos estos gobiernos han desarrollado sus economías bajo la fórmula que combina Estado y Mercado. No es cierto, como dicen algunos analistas, que Corea del Sur y Taiwán dispararon su desarrollo con una liberación de la economía. Esto no fue así; pues los respectivos dictadores incluyeron hasta amenazas de cárcel a los empresarios escogidos si no acataban los planes (que los harían ricos). No nos hacen ningún favor los ideólogos de los dos extremos cuando dicen que esos milagros económicos se debieron a la liberación extrema ni cuando nos dicen que hay que acabar con la empresa privada.
Singapur y Hong Kong sí comenzaron a rescatar sus economías con políticas muy liberales. Pero estamos hablando de ciudades estado, sin territorio para desarrollar agricultura, cría ni industria y los sectores prioritarios escogidos por sus gobiernos para desarrollarse fueron servicios financieros, comercio internacional, seguros y comunicaciones.
Los modelos de VietNam, China, Corea del Sur y Taiwán, además de ser impuestos, estimularon al sector privado mediante créditos blandos, protecciones arancelarias, desarrollo de infraestructura, educación, estímulos a las exportaciones con bonos de incentivos o con compensaciones por exportar a pérdida. Se utilizaron incentivos fiscales para estimular la inversión nacional y extranjera. Se mantuvieron el equilibrio fiscal y la inflación a raya, lo que facilitó mantener el tipo de cambio lo más estable posible. Esto atrae al inversionista que trabaja en monedas fuertes ya que traer dinero a un tipo de cambio y repatriar capitales a un cambio mucho más alto le “tumba la ganancia”. En Corea del Sur y Taiwán se mantuvo el tipo de cambio sobrevaluado para abaratar la importación de maquinarias y tecnologías y se crearon empresas del Estado para que indujeran desarrollos de empresas privadas aguas abajo; caso Guayana. En Vietnam ya estaban creadas. En Corea y Taiwán luego del consolidado el éxito, se han venido privatizando, proceso que está comenzando en Vietnam y, en Venezuela, se ha planteado Democratizar su Capital. Después del éxito, Corea y Taiwán han liberalizado sus economías.
Lo que puede ocurrir aquí es una inducción de la transformación, mediante incentivos y protecciones que se irían desmontando o, mejor aún, reduciendo costos de transacción para hacernos más productivos, más competitivos y poder así diversificar las exportaciones.
Si los costos de transacción son una explicación económica del impacto de las instituciones, hay instituciones (leyes, decretos o reglamentos e instituciones que las implementan) que pueden dificultar y encarecer los productos, mientras que otras los abaratan porque facilitan o eliminan transacciones en las cadenas de producción. Al abaratar los costos de transacción, se obtienen más ganancias o se pueden dedicar más recursos a mejorar el producto o su distribución, en vez de encarecerlo artificialmente a través de añadir pasos administrativos o, peor, “un peaje” o un “control” para controlar a los empresarios. Estas dificultades encarecen los productos o servicios y eso los hace no competitivos frente a los de otros países con menores costos de transacción. Sus productos se hacen más exportables porque pueden ser más rentables, baratos o mejores ya que los recursos se aplican al proceso de producción o distribución, en vez de ser “chupados” por intereses subalternos de extorsionar o controlar.
Las llamadas “Reformas Estructurales” son precisamente aquellas dirigidas a bajar los “costos de transacción” y son, entre otras, el castigo a la corrupción, guerra al contrabando, la independencia de poderes, la rendición de cuentas, la garantía a la propiedad privada, la democratización del capital o privatización (para bajar los costos del gobierno), la construcción de infraestructura por el Estado, la educación y salud pública gratuitas y eficientes, aranceles competitivos según estándares de la OMC (y el sentido común), la armonización de leyes y reglamentos (bienvenida la Ley de Armonización de Impuestos Municipales), la reducción del número de ministerios que supervisan a las actividades públicas o privada (mientras más, peor), la simplificación de trámites y creación de Ventanas Únicas.
Les deseo un excelente viaje a China y que puedan constatar que hay adaptaciones que pueden lograrse entre el Estado y el Mercado que producen milagros.
@joseagilyepes
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