Ilda. Fue ella la que inspiró la elaboración de Panita. Los diez años –y contando– en los que se ha desempeñado como la cuidadora del hogar de Javier Espinoza, director de Logan Technology, la convirtieron en parte de la familia. Era la segunda vez en el año, justo comenzando la pandemia, que su teléfono se dañaba. Y su jefe no dudó en ayudarla, pero no sin antes pensar: ¿cómo puede pasarle esto tan seguido a la gente?, ¿qué clase de teléfono estarán comprando?
El WhatsApp era la única manera con la que contaba la señora Ilda para comunicarse con su hija en Colombia. No podía darse el lujo de estar incomunicada, sobre todo en épocas tan difíciles. Así pues, con una preocupación ajena en mente, Javier Espinoza y su esposa Victoria, después de ayudarle a conseguir un dispositivo nuevo, comenzaron a pensar en soluciones.
¿Cuántos venezolanos pasarán por esta situación? Se preguntó una y mil veces el CEO quien, dándole vueltas a la cabeza, asumió que debía hacer algo para cambiar esa realidad.
A los pocos días, en su laboratorio de ideas, convocó a una mesa redonda con sus directivos y líderes de proyecto. Gracias a Logan –y, claro está, a Ilda– le darían forma al teléfono básico e inteligente más asequible del mercado venezolano. Dos años y medio después, llegó Panita.
Panita, chamo, compadre
Muchas ideas se barajaron. ¿Cómo llamarlo? «Queríamos un concepto parecido al de un ‘amigo inseparable e incondicional’, ese que no te desampara nunca», señala Rafael Rodríguez, gerente de marca de Logan Technology.
Carlos Lovera, compañero de labores, dio con el nombre después de muchas voces apostando por amigo, chamo, compinche y/o compadre. Pero cuando él lanzó el suyo, nadie titubeó. No lo pensaron. Ese era: panita.
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