La escuela de música José Gabriel Núñez Romberg de Maturín requiere una rehabilitación urgente en pisos y techos, debido a que por el paso del tiempo la misma presenta filtraciones por todos lados.
Esta situación ha provocado que algunos salones mantengan olor a humedad, lo cual a su vez genera problemas respiratorios a los estudiantes.
Jesús Alfredo Pandolfi, director encargado de la escuela ubicada en la calle Monagas, acotó que dicha institución presenta deterioro en uno de los salones, cuyo piso se está hundiendo, por lo que urge sea corregida la falla antes de que ocurra un incidente.
Destacó que han hecho varias solicitudes para la rehabilitación, debido a que tampoco cuentan con buena iluminación ni aires acondicionados.
«Cuando llueve recio, se filtra el agua entre el techo y la pared, motivo por el cual se estaban dañando los instrumentos de madera que tuvimos que retirar de acá. Nos faltan siete aires, así como la pintura», mencionó.
De igual manera, dijo que la escuela cuenta con una matrícula de 250 estudiantes que requieren ayuda para continuar manteniendo el arte musical, única registrada en el Ministerio de Educación y por lo tanto, entregan títulos certificados en esta materia.
Los comerciales informales que se mantienen frente a la institución impiden la mayor visibilidad de la escuela, por lo que los directivos piden su reubicación.
Vale la pena recordar el gran valor que tiene esta escuela de música para Monagas y para el país. En realidad, es una vergüenza que un espacio tan importante para nuestros niños y jóvenes que aspiran convertirse algún día en un Maestro como lo fue José Antonio Abreu o en un virtuoso como el afamado director venezolano, Gustavo Dudamel, tengan que asistir a sus clases en un espacio que sin dudas no está acorde para la altura del proyecto del Sistema de Orquestas de Venezuela, que tantas satisfacciones ha dado a nuestra nación.
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