Este jueves el canciller de Chile, Alberto van Klaveren, confirmó que un avión procedente de Venezuela llegará a Arica, en el norte de Chile, la madrugada del próximo domingo para recoger a un grupo «bastante importante de migrantes venezolanos» que se encuentran varados en la frontera entre Chile y Perú en condiciones críticas.
«Es un avance importante y permite enfrentar adecuadamente este problema humanitario […] Siempre hemos dicho que este tema requiere de un enfoque y un abordaje regional, porque es un problema que afecta a nada menos que a cinco países y la respuesta tiene que ser colectiva», señaló el ministro de Relaciones Exteriores.
A los migrantes que viajarán desde Arica se sumará otro grupo «menor» de venezolanos que se encuentran en Perú. Todos ellos «han sido previamente empadronados y registrados por el Consulado venezolano […] para evitar que personas que tienen orden de arraigo ocupen esta posibilidad», dijo Van Klaveren, que subrayó «la buena disposición del Gobierno venezolano» para encontrar soluciones a la emergencia abierta en la frontera norte.
La repatriación de los migrantes, que se llevará a cabo a través de una aerolínea privada, es parte del programa Retorno a la Patria que impulsa el Gobierno de Nicolás Maduro, que financiará la operación, indicó el ministro.
Chile anticipó conversaciones con Perú
Este miércoles el subsecretario de Interior, Manuel Monsalve, ya anticipó que las conversaciones entre las cancillerías de Chile y Perú para permitir el regreso de los migrantes iban «bien encaminadas», según recogió el medio local Canal13, luego de un primer anuncio de la canciller peruana, Ana María Gervasi, sobre el envío del avión por parte del Gobierno venezolano.
Desde hace varias semanas, cientos de migrantes que decidieron salir de Chile, la mayoría de ellos de nacionalidad venezolana y haitiana, se encuentran varados en la frontera entre Chile y Perú en condiciones críticas y sin documentación para entrar a otros países de la región.
Según Amnistía Internacional (AI), al menos 300 personas se encuentran varadas en la frontera entre ambos países «en una situación humanitaria crítica, sin alimentos, agua, alojamiento o asistencia sanitaria en el desierto conocido por sus condiciones extremas».
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