La VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) se realizará este martes en Buenos Aires, en la que el presidente Alberto Fernández será el anfitrión de un encuentro en el que, de acuerdo con información oficial, participarán 15 jefes de Estado, aunque la presencia estelar será la de Lula, ya que implica el retorno de Brasil a este foro al que el exmandatario Jair Bolsonaro renunció en enero de 2020.
Los reflectores también estarán concentrados en Brasil, debido a la violencia política que padeció el pasado 8 de enero, cuando, una semana después de la asunción de Lula, simpatizantes bolsonaristas invadieron las sedes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
De hecho, en la declaración final de la Cumbre de la Celac habrá un pronunciamiento especial para condenar estos hechos y confirmar un compromiso con la defensa de la democracia en toda la región.
La agenda de Lula será intensa. Este lunes, en su primer viaje al exterior desde que se colocó por tercera vez la banda presidencial, se reunirá con su colega y amigo, Alberto Fernández, con quien firmará una serie de acuerdos que han desatado una fuerte expectativa debido a que ambos países representan las economías más grandes de Sudamérica.
Celac y la región
El embajador de Argentina en Brasil, Daniel Scioli, ya anticipó que se sellará un histórico «acuerdo binacional» que incluirá temas financieros, energéticos, agroindustriales, culturales, de infraestructura y turismo.
Además, en una idea a largo plazo, Fernández y Lula anunciarán el proyecto de una moneda común en Sudamérica, similar a lo que es el euro para la Unión Europea.
Todo ello consolidará la reanudación de la relación bilateral, luego de la frialdad que prevaleció durante la gestión de Bolsonaro, lo que representa una bocanada de aire político para Fernández en un año en el que buscará la reelección.
Este martes, otro de los temas que rondarán la Cumbre de jefes de Estado de la Celac será la situación en Perú, en donde las represiones a las manifestaciones en contra de la presidenta Dina Boluarte ya han dejado decenas de muertos en las últimas seis semanas.
La crisis humanitaria que estalló a principios de enero, luego de que el expresidente Pedro Castillo intentara disolver el Congreso –lo que le valió la destitución y encarcelamiento–, es reflejo de la inestabilidad del país, ya que, a pesar de la violencia institucional, las protestas no cesan y el descrédito de la clase política va en aumento.
Los manifestantes exigen la renuncia de Boluarte, la disolución del Congreso y el llamado a nuevas elecciones, pero la presidenta que tiene una desaprobación que supera el 70 %, se niega a dimitir.
Otros países arriban a la Cumbre de la Celac en condiciones menos graves, pero con conflictos internos que incentivan escenarios de inestabilidad.
Es el caso del presidente de Chile, Gabriel Boric, quien en menos de un año de Gobierno jamás gozó de «luna de miel» con la sociedad. Los escándalos de su gestión han sido recurrentes, lo que explica que a mediados de enero haya registrado la popularidad más baja de sus 10 meses de gestión, ya que solo cuenta con una aprobación del 25 %.
En Bolivia, por otra parte, la tensión en el Gobierno de Luis Arce es latente, luego del largo conflicto que primero giró alrededor del censo nacional y luego, a fines de diciembre, por la detención del ultraderechista gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho.
Son solo algunos ejemplos de los desafíos que enfrenta una región que en los últimos años registró una nueva oleada de gobiernos que, por ser progresistas o de izquierda, están más comprometidos con la integración regional que representa la Celac.
Durante la Cumbre de la Celac, el canciller argentino Santiago Cafiero ofrecerá un informe del trabajo desempeñado a lo largo de 2022, año en el que su país ocupó la presidencia pro témpore del bloque, bajo los principios de «unidad en la diversidad» y de consolidación de América Latina y el Caribe como zona de paz.
«Nuestro país emprendió la tarea con la profunda convicción de que trabajar de manera mancomunada, sin excluir a nadie y valorando nuestra riqueza cultural, robustece la voz de América Latina y el Caribe en el escenario global, a la vez que nos fortalece de cara a los desafíos de nuestra región», señaló el Ministerio de Relaciones Exteriores en un anticipo al encuentro.
También consideró que la pandemia de Covid-19 demostró la importancia de la solidaridad entre los países del bloque y puso en valor a la Celac como mecanismo de diálogo y concertación política, «en un contexto en que las instituciones multilaterales fueron puestas a prueba por una crisis sin precedentes».
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